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Messi se columpia con Mbappé

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Messi ya está en París. Emocionado con el recibimiento que le han dado, Leo ha hecho una afirmación arriesgada. Según él, las grandes estrellas tardarán en volver a la Liga. Puede que dentro de quince días tenga que rectificar. Dos semanas es el tiempo que vamos a tardar en conocer el futuro de Mbappé, que si ha rechazado cinco ofertas consecutivas del PSG será por algo. Por algo de color blanco, concretamente. Pero más allá de Mbappé, la sentencia de Messi no deja de tener un puntito de soberbia. Es cierto que Leo es humilde, y también que es el mejor jugador del universo, pero esta vez se ha equivocado. Decir que las grandes estrellas tardarán mucho tiempo en volver a España es obviar a las que no se han ido. Menos él y Neymar, son casi todos los demás. Si se hubiera ido a la Premier quizás admitiéramos barco como animal de compañía. Pero se ha ido a Francia y, libra por libra, en nuestro país hay mejores jugadores que allí, en cantidad y en calidad.

Otra cosa es el PSG, que tira con pólvora del Emir. Descaradamente es un club/Estado contra el que todos los demás clubes de Europa (salvo el Manchester City el Chelsea, que son algo muy parecido) compiten en desventaja por el dopaje financiero. Son más ricos durmiendo que despiertos, porque según duermen van saliendo barriles de crudo o de gas que les hacen más ricos. Y como van a organizar el próximo Mundial tanto la UEFA como la FIFA se lo permiten todo. La última vez que se les investigó por incumplir el ´Fair Play Financiero´, el TAS atendió su recurso y les dio la razón por un defecto de forma... Fue el verano en el que reventaron la banca y se hicieron de una tacada con Neymar y Mbappé. Ahora han traído a Messi, pese a que deberían aligerar nóminas por 180 millones para cumplir la Ley. Pero ya digo que nadie le va a poner el cascabel al gato. Y Ceferin, menos que nadie.

En el fútbol, en el que tantas veces suceden cosas que no se pueden explicar, hay algunas que son de cajón. Por ejemplo, era claro que Messi se iba a marchar. ¿Qué otra cosa pensar cuando el mejor jugador del mundo espera al último suspiro para renovar su contrato? Sinceramente, cuando llegó junio y la cosa seguía en remojo ya era una muy mala señal. Por la misma regla, también lo es que Mbappé no haya renovado aún con el PSG. Para mí que ya no lo hará. Ni ahora ni nunca.

Otro de los axiomas del fútbol es que los cracks eligen el equipo en el que juegan. El PSG aún no ha probado esa medicina, seguro como está de que todo se puede comprar. Se puede comprar todo, menos lo que no se quiere vender. Y Mbappé no quiere vender su libertad, su derecho a elegir equipo. Quedará libre el 1 de enero. Y el PSG, al que le sobra el dinero, tiene dos semanas para decidir entre aceptar el deseo del jugador de irse al Real Madrid a cambio de una cantidad que le permita, por una vez en su vida, cumplir con el Fair Play Financiero o tenerle seis meses más con los pies en el Parque de los Príncipes, pero con la cabeza en el Bernabéu. La profecía de Messi tiene fecha de caducidad: el 31 de agosto.