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Señores del PSG, no les tenemos miedo

Con la demagogia veraniega desatada nada como una frase de la revolución cubana para afrontar la temporada: "Señores imperialistas, no les tenemos absolutamente ningún miedo". Ese mural de La Habana frente a la embajada yankee habrá que hacerlo pancarta de estadio para recibir al Parque Jurásico Interestelar llamado PSG cuando vaya llenando campos con sus veteranos millonarios. Hacerse el débil para derribar al poderoso disfrazándolo de prepotente es tan viejo como el propio fútbol. Y muy eficaz, bien lo sabe el Real Madrid que fue sembrando ganas de ser derrotado con cada rutilante estrella que sumaba al vestuario.

Decía Kapuscinski que el periodismo no es apto para cínicos pero la verdad es que leyendo algunas cosas sobre lo de Messi algunos se han pasado de comprometidos con no sé qué causa. Hemos leído hasta la saciedad y se ha dado por cierto que el argentino estaba esforzándose tanto por su amor culé y por extensión a Cataluña que se reducía el sueldo a la mitad. Y ahora resulta que cobrará en París lo mismo que había pactado con Laporta. En el colmo de la guerra por la opinión pública hasta hemos podido leer que Messi canta nanas en catalán a sus hijos como prueba definitiva de su compromiso y lo maltratado que se siente por un club que le ha pagado un sueldo desproporcionado durante el último lustro hasta la ruina absoluta.

Messi no ha perdonado un euro por seguir en el Barça. Sergio Ramos no perdonó un euro por renovar en el Real Madrid. Simeone no ha perdonado un euro por seguir en el Atlético de Madrid. Piqué, Alba y demás no han perdonado ni un euro por reducir la deuda que hipoteca las ilusiones de los aficionados culés. Y así uno tras otro por los tiempos de los tiempos. Admirado maestro Kapuscinski, sé que el cinismo no es el camino, y mucho menos en asuntos tan disparatados e incoherentes como el fútbol. Sé que nos tenemos que creer las lágrimas de cocodrilo, los golpes de pecho de los directivos y los besos en el escudo. Pero hay veranos en los que dan ganas de decir: hasta aquí.