Me desperté ayer con la noticia del Mirror, según la cual el Madrid podría haber puesto sobre la mesa del United el nombre de Vinicius a raíz de la Operación Varane. Quiero pensar que es una ocurrencia de los compañeros británicos porque hasta la fecha el club blanco siempre se había mantenido firme en su apuesta por el brasileño. Muchos de mis amigos madridistas creen que después de tres cursos ha llegado la hora de hacer caja con Vini o de cederle a otro equipo para que explote de una vez su talento. Pero me niego a rendirme con un chaval que a nivel personal ha madurado por completo y que a nivel futbolístico ya dejó claro la noche del Liverpool que está en el camino de ser por fin un jugador diferencial.

Ancelotti es un artista a la hora de sacar lo mejor de los futbolistas que están bajo su mando. De hecho, he recuperado la fe en Isco y Marcelo al comprobar el buen estado físico y la magnífica actitud con la que se están entrenando estos días con Carletto. Por eso, hay que dejar al italiano trabajar con Vinicius, del que puede sacar una versión que convenza a la afición del Bernabéu. Por cierto, ha inaugurado en Sao Gonçalo una escuela para chavales en su país que les aleje de los malos hábitos y los convierta en buenas personas. Eso es lo que es Vini, un buen tipo y un magnífico futbolista en el que no pienso dejar de creer. Venderle ahora sería un error estratégico.