Ya lo dijo Lionel Scaloni ayer: "El que cree que será fácil (ganar), está equivocado". Y Argentina ayer se comportó como un señor equipo, jugando en los momentos que se podía jugar y apretando los dientes cuando había que ser aguerridos y aguantar el vendaval ecuatoriano.

La Copa América no es una competición fácil y este contexto sin hinchas, aislados en burbujas, con terrenos de juego dignas de torneos barriales y equipos al límite desde lo físico potencian esta dificultad para salir campeón. Argentina no gana una Copa América desde 1993 y por el camino perdió varias finales. El que crea que es fácil, que se quede en su casa.

Ayer, la Argentina de Scaloni dio parte del golpe que habló Messi hace algunas semanas. Quizá no tanto de lo futbolístico, pero sí desde lo grupal y lo anímico. Por fin pudo cerrar un partido cuando tuvo chances claras y se adaptó al encuentro que propuso Sampaio, el árbitro de la contienda, basada en la fricción y en la libertad para administrar la fuerza por parte del equipo ecuatoriano.

Argentina es un equipo en 'formación' pero que tiene la obligación de ganar. La transición ya pasó, este grupo se tiene que consolidad poco a poco y esta Copa América es un paso previo para Qatar 2022. Y, lo más importante de todo es que Messi quiere más que nunca. Y si Leo quiere, hay que creer. Ya sea en Argentina y Colombia o de visitante en Brasil. Aunque nadie dijo que iba a ser fácil.