La inquietante evidencia de España
Lo peor para España no son las dudas lógicas, sino alguna certeza. La Selección se dejó el gol y se quedó corta ante Portugal. Aunque los estrictos merecimientos de cada uno hubieran entendido una victoria española, no es este un consuelo suficiente. Hay una evidencia clara de las dificultades que tiene cuando los rivales deciden no presionar en zonas avanzadas y niegan las transiciones. España adolece entonces de expresividad en el juego interior y de profundidad, síntomas nada positivos para un equipo que afrontará este tipo de contextos en casi todos los encuentros de la Eurocopa. Descuidado Busquets, Thiago y Fabián estuvieron faltos de tacto y apenas dieron ritmo a una posesión a la que no ayudó la posición tan abierta de Sarabia y las pérdidas evitables de Ferran. Gayá no llegó nunca y Llorente estuvo en todos los sitios, pero pocas veces donde debía estar para sus intereses. Desde este prisma, con Morata activo y tan lejos de marcar, la Selección resultó excesivamente previsible.
El dominio fue tan real como inefectivo. Gustaron las intenciones, pero no la ejecución. Hubo cierta mejoría con las entradas de Koke y Pedri y conviene la coincidencia en el campo de Gerard Moreno, Morata y Ferran, al menos dos de los tres, dando por sentado que Dani Olmo aspira a tener hueco en la izquierda. Pero no alcanzó para abatir el bloque hermético de Portugal. El deficitario bagaje en el ataque de España contrastó con una respuesta defensiva de verdadera jerarquía. La presión tras pérdida, perfectamente trabajada la basculación por Luis Enrique, hizo vivir a España a distancia de Unai Simón. El estreno de Laporte y Pau Torres como pareja apuntaló la zaga, comprimió los espacios y protegió a España de su inseguro balance defensivo menos en algunas carreras de Renato Sanches. De Cristiano no hubo casi noticias, al menos cuando ambos centrales estuvieron sobre el terreno de juego. Parece que no hay un gran problema con que no esté Ramos. Otras inquietudes preocupan más y los remedios caseros no suelen funcionar.
Buen mecanismo de salida
Thiago se abre, Llorente adelanta su ubicación y lanza un desmarque de ruptura o entre líneas. Estaba preparado y la escena se repitió durante el partido.