Míchel se merecía una llamada
Como entrenador, Míchel ha pasado por los banquillos de Rayo, Castilla, Getafe, Sevilla, Olympiacos, Marsella, Málaga y Pumas de México. Ha estado en cuatro países distintos, con culturas muy diferentes y propuesta futbolísticas dispares. Eso ha enriquecido su discurso y su mochila de conocimientos. Míchel se sinceró en El Larguero y tocó una tecla con la que yo estoy de acuerdo desde hace tiempo. Todo el que sale de la cantera lleva encima un cartel con dos palabras rotuladas: "Poco fiable". Y no es justo. Las experiencias con Zidane (la etapa más brillante del club en los últimos 50 años) y Solari (un visionario aunque los resultados no acompañasen) reflejan que la gente de casa sabe latín y que puedes ahorrarte la cita para enseñarles el piso piloto porque ellos ya pusieron los planos del proyecto y la primera piedra...
Míchel se queja de la falta de lobby para haber logrado que en algún momento el club de su corazón le hubiese llamado aunque solo fuera para tantearle. Algún compañero me dice, y lo valoro, que cuál ha sido la gran conquista de Míchel como técnico para merecer el banquillo del Bernabéu. Yo les respondo: "¿Y qué méritos hicieron Queiroz, Luxemburgo o López Caro antes de disfrutar de ese caramelo?". Algún día hablaremos del lobby del Madrid. Zidane ha escrito de ello en la misiva de su adiós en AS.