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Vuélvelos locos

Irse bien de un sitio es dificilísimo. Nadie se va a gusto de todos. Seguramente no existe, ni existirá, una forma perfecta de hacerlo. Solo existe, digamos, la forma menos mala, siguiendo la lógica de esa escena de Retorno al pasado en la que Jane Greer pregunta: "¿Existe alguna maldita manera de ganar?", y Robert Mitchum responde: "Bueno, hay un camino para perder más despacio". Abandonar un equipo, cuando eres el entrenador, casi equivale al trabajo de toda una vida. Entrenar bien, alcanzar grandes resultados e irse por la puerta grande, sin un solo reproche, representa todo un sueño, seguramente inalcanzable. A veces consigues lo primero, o lo segundo, o lo primero y lo segundo. O nada.

Marcharse y escribir una carta de despedida, como Zidane, añade un especial eco al adiós. Ya pasa cuando simplemente te ausentas de tu puesto de trabajo un momento y cuelgas un cartel en la puerta que dice: "Vuelvo en cinco minutos". Al instante se disparan las elucubraciones, incluyendo la que sostiene que, en realidad, no volverás nunca. Lo que está claro es que Zidane sabe cómo irse en cada momento y dejar huella. Ya ocurrió cuando abandonó la primera vez el banquillo del Madrid. Aquel fue uno de los grandes finales del deporte. Se marchó tranquilamente, tras ganar su tercera Champions, cuando cualquier otro en su lugar alegaría que, ya puestos, seguiría para tratar de levantar la cuarta.

Pero Zidane es Zidane, y para su segunda salida del Madrid ha optado por una vía más agitada, dirigiendo duras críticas a la directiva, después de un año plagado de dificultades, y sin títulos. Tener estilo a veces consiste en desplegar varios estilos diferentes, según las circunstancias. Por otra parte, es imposible irse dos veces de la misma manera. La esencia de la vida es el cambio, y quizá uno de sus secretos, no causar indiferencia. "Hagas lo que hagas, vuélvelos locos", aconsejaba aquel director de cine a sus actores, sin precisar si se refería a sus seguidores o sus detractores, o a ambos. Y en eso Zidane es un maestro, solo por detrás de Pep Guardiola.