El suplente que no hace cambios
Ayer, hace 22 años, Ole Gunnar Solskjaer marcaba un gol que le daba una Champions League al Manchester United en el Camp Nou. El exdelantero noruego, eterno “super-sub”, es decir, el suplente perfecto para revolucionar partidos, pasaba a la historia de los diablos rojos en una de las noches más memorables del club inglés.
Dos décadas más tarde, desde el banquillo, a Solskjaer le falta lo mismo que le sobraba como futbolista: impacto en los cambios. Ante el Villarreal no hizo ninguno hasta la prórroga y cuatro de las cinco sustituciones fueron a partir del minuto 115, dos de ellas de lanzadores de penaltis. El Manchester United apretó al equipo de Emery, pero no tuvo ingenio táctico ni alternativas de suplentes para golpear cuando tuvo la oportunidad. Un año más sin títulos, un verano en el horizonte con la pregunta de si debe haber precisamente un cambio para dar un nuevo impulso al proyecto.