Mónaco hace justicia con Sainz
Carlos Sainz se ha mostrado fortísimo durante todo el fin de semana del GP de Mónaco. Llegaba a Montecarlo motivado y ambicioso, toda vez que Ferrari conseguía hacer funcionar su monoplaza en este circuito mejor que en ningún otro de la temporada. Soñó con la pole pero el incidente de su compañero Leclerc le impidió alcanzar su objetivo y además verse relegado a una cuarta posición en la parrilla, detrás de esa primera línea que era su exigencia mínima. Sin embargo, el Principado ha hecho justicia con el madrileño. Solvente y seguro durante una carrera que llega a parecer interminable, la fortuna le ha devuelto el domingo todo lo que le arrebató el sábado. Dos circunstancias extrañas, cuando menos anómalas, le allanaron algo el camino hacia una magnífica segunda posición en un gran premio legendario.
El error garrafal de Ferrari con Leclerc me resulta incomprensible. Quizá haya una explicación que ahora se nos escape y más adelanten clarifiquen, porque desde luego nada tiene que ver con la precipitación que tan a menudo condiciona las carreras. Tuvieron casi 24 horas para verificar, analizar y reparar el monoplaza del monegasco. Preocupados por los daños de la caja de cambios se olvidaron, parece ser, de otros componentes y el héroe local no pudo ocupar su casilla de la pole. Un escollo menos para Sainz rumbo al podio. Tampoco es nada frecuente que una tuerca de una rueda se quede tan bloqueada como para ser imposible extraerla, justo lo que le ocurrió a Bottas, que rodaba por delante del español. A partir de ahí, sólo quedaba que Carlos cumpliera con su parte del trabajo y lo hizo a la perfección. Los inconvenientes que tantas veces ha soportado él fueron en otra ocasión para otros. Lo dicho, justicia poética y resultado merecidísimo.