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La Real tiró de orgullo para animar la Liga

Créanme. Otras versiones de la Real hubieran pasado por el Wanda como el que nada quiere saber de esa fiesta, sobre todo viéndose tan pronto por detrás en el marcador por dos goles de diferencia. Pero esta Real es otra. Terminó con nueve canteranos sobre el césped y metiendo en el área al Atlético a base de tocar y tocar el balón. Además de buen juego, le sobra corazón a un equipo que estuvo a punto de montar un incendio en la Liga. Si no lo hizo fue porque en el arranque de partido se notó que había mucho más en juego para los locales que para ellos, que tienen aparentemente encarrilada su clasificación para la Europa League. En los dos próximos partidos habrá que refrendarlo.

Y eso que todo en el Metropolitano apuntaba a una agonía para la Real, incluido el cambio de Isak por lesión o las ausencias de algunos futbolistas titularísimos. Supo sufrir esos contratiempos el equipo de Imanol y los cambios le lavaron la cara en el segundo tiempo. El balance fueron dos palos, otras dos ocasiones claras y un gol de Zubeldia que metió el corazón en un puño al aficionado colchonero. Una derrota, sí, pero con buena imagen de la Real, que tiene muy claro el modelo para seguir creciendo: jugar a lo que sabe y con gente de la casa.