Menos risas con Emery

No tendrá el aura de leyenda de la Premier League ni el olor a colonia de haber crecido al amparo de Pep Guardiola, pero Unai Emery es un pedazo de entrenador. Hubo mucho choteo con él cuando llegó a Londres y apenas sabía pronunciar cuatro palabras en inglés, pero ayer demostró que quizás el Arsenal se equivocó al no darle la oportunidad confiando en su proyecto. El resultado final, que deja milagrosamente con vida a los gunners, no puede engañar a nadie en Inglaterra. El Villarreal fue mejor en todas las facetas del encuentro, y solo la desafortunada intervención arbitral fue capaz de mantener con pulso a los de Arteta.

La buena noticia para el Arsenal es que, cuando llegue mayo y toque analizar por qué ésta ha sido la peor temporada en más de 20 años, puede ponerse la primera hora de partido de anoche a modo de resumen. La colección de despropósitos que se han visto durante todo el curso, expulsiones absurdas como la de Ceballos incluidas, condensada en solo 60 minutos. Crédito, y mucho, para el Villarreal, pero lo cierto es que hacía tiempo que no se veía una versión tan pobre de los londinenses. Blandos en defensa, inofensivos en ataque e inoperantes en el centro del campo, cuesta entender cuál era el plan de Arteta para este partido cuando ni siquiera fue capaz de convencer a sus jugadores de que, como mínimo, tenían que salir con intensidad en unas semifinales de la Europa League.