La sucesión de Modric y Kroos


El Madrid ha dado de lado a LaLiga. No por desinterés, pero sí por una simple cuestión de prioridades. Para todo no parece estar, aunque nunca se sabe por su heroico traje de supervivencia extrema. La visita del Betis la abordó desde cierta pasividad, más contenido en la presión y con nula profundidad por las bandas. Jugó demasiado tranquilo de inicio y cuando se desbocó en la segunda parte emergieron sus dificultades de serie en las zonas decisivas. La ausencia de Kroos y el escaso depósito físico de Modric —15 pérdidas— adelgazaron su juego. Sin nadie a los mandos de la creación fue un equipo previsible. Solo algunas apariciones de Asensio, los toques de Benzema y la revolución final de Zidane con toque de corneta incluido dieron categoría al fútbol madridista. No le dio ante un Betis bien organizado —31,5 metros de longitud— por obra de Pellegrini y que custodió su área con oficio gracias a la labor de Mandi y Víctor Ruiz. Nunca llegó a sufrir del todo el bloque verdiblanco.
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Equilibrado el pulso, el Madrid siempre llegó un segundo tarde en las segundas acciones. El Betis pudo poner en órbita a Lainez y Canales más de lo que le hubiera gustado a Zidane. No terminó de amenazar porque careció de finura y acierto en las últimas entregas, menos en la ocasión errada por Borja Iglesias. Apareció Courtois como siempre y la obligación de victoria movió a un Zidane que atinó con los cambios de dibujo y fichas. Odriozola y Marcelo llegaron a línea de fondo, Vinicius revolvió sin decidir y Hazard dejó buenas maneras. Pero siempre le faltó algo. Ausente Kroos, rebajado Modric, añoró una figura que aclarara el panorama desde la medular. Esta dependencia exagerada de ambos no se trata de una circunstancia eventual. Aunque sea de forma transitoria en algunos partidos, su sucesión es un problema a resolver. Por ahí se alejan las Ligas.
Distancia entre líneas

El Madrid no igualó su sistema de presión y no terminó de creer en ello. Ni Modric ni Isco se equipararon con Benzema y los huecos a la espalda de Casemiro fueron muy evidentes toda la noche.



