Zubieta y la defensa de cinco
¡Qué sensación más rara me deja el empate de la Real Sociedad en Mestalla! Me explico. Por un lado, no podemos ponernos una venda en los ojos y debemos valorar como algo positivo el punto logrado en un escenario en el que el Valencia se hace tan fuerte que acumulaba cuatro victorias consecutivas. Y no olvidemos también que la Real se presentaba con una autentico carrusel de bajas. Empatar en Valencia sin Silva, Merino, Illarra, Zubimendi, Zubeldia... tiene mucho mérito. Desde ese punto de vista, el punto es bueno. Pero después de llegar al descanso con 0-2 en el marcador, con el equipo realista tan bien plantado y después de una buena primera parte en la que fue de menos a más, no puedes dejar que te empate un Valencia que parecía casi noqueado tirado sobre la lona. Por eso me da rabia el empate final, porque me suena a oportunidad perdida, después de la derrota del Villarreal contra Osasuna. Porque los partidos, como éste, en los que eres superior a tu rival tienes que ganarlos. Y la Real fue mejor que el Valencia en Mestalla. Eso lo tengo claro.
Y es que tengo la impresión de que realmente fue la Real quien le dio vida al Valencia en la segunda parte. Primero con el cambio de sistema de Imanol Alguacil. Pasamos de jugar con un 4-4-2 a poner defensa de 5 con la salida de Modibo Sagnan. Es cierto que el equipo txuri-urdin ha aprendido a sobrevivir defendiendo cerca de su área, algo que sí recordáis el año pasado no sabía hacer. Pero no es menos cierto que, por una u otra razón, cuando pasamos a jugar con tres centrales, siempre acabamos recibiendo goles. En Valencia, donde no fue diferente, recibimos dos. ¿Hasta cuando va a persistir Imanol con esa idea de intentar cerrar los partidos con defensa de cinco jugadores? Creo que ha quedado claro que no nos funciona.
Entiendo que, con 0-2 y con el desarrollo del partido, era muy difícil pensar que no fuera a servir en esta ocasión. Y entiendo la razón por la que lo hace Imanol. Digamos que tenía una buena excusa. Apostó por el chaval González de Zarate en la medular, pero jugársela con un debutante con amarilla toda la segunda parte era mucho riesgo, jugar con fuego de forma innecesaria. Así que tiró del jugador de la primera plantilla, Sagnan, con el consiguiente cambio de sistema. Fue nuestra perdición. Dimos campo y alas a un Valencia inmerso en un mar de dudas hasta ese momento. Y ojo el francés nada tuvo que ver, que hizo una actuación más que digna. Comprendo la decisión de Imanol, pero me dio pena que no siguiera siendo tan caliente como lo estaba siendo. Quitamos a Urko, ¿y por qué no poner en su lugar a uno de sus recambios naturales del banquillo? Olasagasti o Turrientes. Sí, ya sé que son debutantes, unos imberbes potrillos que deben hacerse y a los que quizá era meterles en un marrón.
Pero puestos a no ser capaces de aguantar un 0-2, hubiera preferido hacerlo de nuevo apostando por Zubieta que intentando proteger el resultado con cinco defensas. No porque el recurso no fuera válido, ni porque la lectura fuera equivocada, sino simplemente porque a la Real no le funciona. Y porque Zubieta está para que nuestros ‘potrillos’ salgan en momentos de necesidad como éste. Es evidente que Imanol tiene más datos que yo, pero honestamente creo que si llegamos a seguir con el 4-4-2 el Valencia no empata. No se, creo que ahora estaríamos hablando de otra cosa. No obstante, no puedo restar mérito al trabajo de esta Real en Mestalla, ninguno. Porque nuestros chavales se han partido la cara en un contexto muy complicado. Es más, antes del empate del Valencia tuvo también opciones para haber matado el partido antes. Solo me pregunto si la mejor alternativa era jugar con cinco defensas tras el descanso. Lo que sí tengo claro es que el Valencia no hubiera empatado el partido si Pizarro Gómez llega a acertar en sus decisiones. Gabriel Paulista hizo el 2-2. Pero el central del Valencia tenis que haber sido expulsado un poco antes. Parece un detalle del colegiado, un error insignificante, sin importancia, pero condiciona sin duda el resultado. ¡Vaya que sí! Menudo cabreo llevo encima por eso. Entre una cosa y la otra...