Ibrahimovic nos pondrá a prueba

Efecto Cartuja.- Este coqueto estadio, que se diseñó y construyó para la EXPO-92, debería ser instaurado como sede fija de La Roja a la espera de que dentro de año y medio el nuevo Bernabéu se convierta en una referencia arquitectónica sin fronteras. En La Cartuja vivimos el inolvidable set a Alemania (6-0) y ante Kosovo hemos recuperado el apetito en forma de goles. Tres. Sin pasarnos. Con un parcial de 9-1 en las dos últimas citas queda claro que el embrujo sevillano puede con todo. Y eso que el gran capitán, que vino al mundo hace 35 años y un día a escasos kilómetros de aquí, volvió a quedarse en el banquillo para sorpresa de todos. Imagino que Ramos debe arrastrar alguna molestia que aconseja no arriesgar con él, pero si estaba para jugar creo que el asturiano debería dar una explicación más convincente. Hablamos del capitán de España y de un emblema del equipo nacional, no de un meritorio en racha. No cuadra...

Nivel Kosovo.- Una cosa es que nuestra amada y ciclotímica Selección pasase las de Caín ante esa Grecia amurallada (eso sí que es un cierre perimetral sin fisuras) y ante esa Georgia que nos ganó a todos por su entusiasmo casi adolescente hasta que el gran Dani Olmo les despertó del dulce sueño con un sopapo lejano. Y otra cosa era temer a Kosovo, un país al que le están saliendo los dientes de leche y que no está todavía reconocido por medio planeta. Los kosovares han ganado, en su incipiente trayectoria, a las prestigiosas Madagascar, Burkina Faso, Islas Feroe o Malta. Lo bueno es que, a diferencia de los descendientes de Platón, Aristóteles y Sócrates, los balcánicos intentan hacer algo con la pelota en los pies y no renuncian a lanzarse al ataque. De hecho, un tal Besar Halimi metió un gol de bandera, desde 40 metros, aprovechando una salida alocada con los pies de Unai Simón. El 8 de Kosovo nació en Fráncfort hace 26 años y juega en el modesto SV Sandjausen de la Segunda germana. Golazo. Aún así, me encanta Unai y sigue siendo mi portero favorito para la titularidad, pero que le quiten de la cabeza jugar con los pies como si fuese Fernando Hierro. Bajo palos, un crack. Eso es lo más importante.

Olmo, killer.- El chaval de Tarrasa va a terminar siendo el abrelatas del equipo nacional. Y va mejorando su repertorio. Aparte de meter el 1-0, gol que siempre decía Di Stefano que valía por tres, en vez de chutar desde lejos como en Georgia lo hizo de rosquita praxiteliana, con un ángulo precioso que dejó al gran Samir Ujkani, el buen portero albano-kosovar, con el molde. Eso animó a Ferran para hacer el 2-0 antes del receso. Al extremo del City le viene bien el sistema de Luis Enrique y lo demuestra con sus cinco goles en los últimos partidos con La Roja, cuatro de ellos en La Cartuja.

Grande Caparrós.- Y ya que hablamos de la capital hispalense, hay que dedicar unas merecidas líneas a otro sevillano ilustre, Joaquín Caparrós (nacido en Utrera hace 65 años), que sigue haciendo historia en Armenia. Como seleccionador suyo lleva mejor ratio que España en el camino hacia Qatar. Lleva tres de tres. Con la ex república soviética tumbó a domicilio a Liechtenstein (0-1) y en Erevan a Islandia (2-0) y hoy a Rumanía (3-2). Jokin, eres muy grande.

Ojo a Ibrahimovic.- Nos vamos de este parón líderes de grupo, pero tiene trampa. Tenemos un partido más y hasta el 2 de septiembre no nos enfrentamos a Ibra. Ahí nos la jugamos ante un rival de enjundia.