Koeman enseña su 'joker', Dembélé
Pizarra. En otra de las mil sacudidas que ha dado al equipo esta temporada, Koeman impactó en Sevilla con un dibujo inesperado, ese 3-5-2 que no acaba de llenar en Can Barça, y con Dembélé como delantero centro, con libertad de movimientos. Y como Dembélé siempre sorprende, esta vez la idea le gustó. Lejos de sentirse extraño en una posición específica que requiere mucho conocimiento del juego de espalda, Dembélé se sintió liberado de la banda y de corsés tácticos, y le dio la tarde a Koundé, que se encontró a un jugador más rápido que, además, encontró los espacios con inteligencia y hasta encontró el gol. Su comunicación en el césped con Messi, que no siempre ha sido la mejor, fluyó esta vez. Además de hacer un gol, el francés le regaló un dulce al argentino, que extrañamente, mandó el balón a las nubes. Ousmane fue la carta secreta del Barça en Nervión.
Secretos. A lomos de Dembélé, Messi, y un ejercicio de concentración extraño en un equipo que ha pegado un recital de errores individuales, el Barça ganó a un Sevilla algo crispado. La apuesta del Papu no funcionó; y Ocampos y Suso pesan mucho en el equipo. Tanto como el admirable Navas, que está al límite y que sólo apareció al final con su casta habitual.
Apuestas. La moral del Barça ha crecido para la Copa. Pero la del Sevilla no tiene por qué debilitarse. Llevará un 2-0 al Camp Nou y Koeman ha enseñado algunas cartas tácticas que no sorprenderán a Lopetegui. Eso sí, la de Dembélé como nueve tal vez no tenga utilidad en un partido en el que habrá menos espacios. Ahora los entrenadores se meterán en los despachos a darle vueltas al asunto, pero está claro que el nivel de emotividad el miércoles será alto. El Sevilla suele tener la autoestima alta en estas citas. La del Barça, que últimamente se cae al primer golpe como después del 1-1 del PSG, estaba por los suelos. Pero ojo al orgullo de este grupo de jugadores que ve que el final de su camino está cerca, pero que se agarra a la hierba y ha encontrado complicidad en Koeman, que también supo cómo fabricar noches mágicas en el Estadi.
Emociones. Lopetegui tiene fácil la receta. Tirar el 0-2 de ayer a la papelera en el vestuario, hacer algún retoque táctico y mantener la moral de hierro que ha hecho gigante al Sevilla. Koeman ha tenido que descubrir alguna carta más por el camino, pero tampoco le importa demasiado. El miércoles va a ir a tumba abierta y con el hype por el joker Dembélé desatado. La Copa mola.