La aritmética es tozuda. Y, desde esta perspectiva, el Madrid se va contento de Bérgamo. Como es costumbre, la victoria tiene el peligro de falsear la realidad y deformar los pareceres. El Madrid ganó, sí, pero dio tal sensación de inoperancia ofensiva que no estuvo ni cerca de allanar de verdad una eliminatoria que se le puso en bandeja. Es tan elocuente la paradoja que jugó mejor contra 11 que contra diez. Su puesta en escena resultó contundente. No se amilanó ante la presión y las persecuciones individuales de la Atalanta, más calmadas que otras veces. Actuó con oficio, movió con sentido y atacó la profundidad ante la línea adelantada rival con secuencias de pases fiables y desmarques de acompañamiento. La pronta expulsión de Freuler fue consecuencia del buen inicio blanco. Pero hasta ahí llegó el Madrid, que se mostró incapaz de sacudir a un equipo con uno menos que tuvo que desempeñar un papel al que no está habituado. La Atalanta acortó las distancias y realizó un repliegue intensivo que no supo cómo despedazar.
En este contexto, el Madrid volvió a evidenciar sus graves dificultades en los ataques posicionales. Todo el compromiso táctico que exhibió en la presión —25 recuperaciones en campo contrario— se pervirtió después por la espesura de su fútbol. La horizontalidad presidió el juego blanco, denso y poco clarividente. De un lado a otro, pero sin terminar de abrir el campo y bajo una circulación insípida y en zonas de escasa amenaza —50,4% del tiempo se jugó en la medular— que favoreció la relativa tranquilidad local. Hubo demasiados desmarques en apoyo, pero nadie explotó esos arrastres que sacaban de zona a los centrales italianos. Vinicius y Asensio no aprovecharon las fijaciones de Isco, que aprobó en la oportunidad que le otorgó Zidane al verticalizar su juego. Sin Benzema, cuya figura se agiganta ya por ausencia, no encontró el modo de inventar o finalizar en las cercanías de la portería de Gollini.
Algunos sí aportaron y mucho. Casemiro supo interpretar con sus rupturas al espacio libre la forma de hacer daño a la Atalanta. Al igual que agradaron las conducciones de Nacho, sorpresivas y valientes. La insistencia y un arrebato de Mendy sacaron del atolladero a un Madrid de contrariedades extremas. Si se conforma con el resultado, su recorrido pende de un hilo. No puede olvidar aquel precedente ya lejano del Ajax.
¿Quién se ofrece? Ampliar
El Madrid carga por la izquierda con Nacho, pero el central se queda sin alternativas más que Mendy o retroceder. Nadie complementa su movimiento agresivo en campo contrario. El vacío es significativo.