Palabras que se lleva el viento...

Amaneció un domingo con un viento de locos en Barcelona. Y el viento se llevó las palabras de Koeman, que pidió a sus jugadores que sacasen el orgullo y le demostrasen que saben lo que significa jugar en el Barça. Y lo que hicieron sus jugadores fue el ridículo. Uno más en esta dura caída del Barça, que después de enlazar una excelente racha en LaLiga pinchó contra el Cádiz como había hecho en la primera vuelta contra Valencia y Eibar. Seis puntos que ya no volverán en una Liga que se había vuelto a poner barata y a tiro pero que el Barça, con gravísimas carencias de calidad en sus jugadores, volvió a despreciar.

El Barça jugó al fútbol a ritmo cochinero. Se echó a dormir con 1-0 después de un penalti afortunado que tampoco había trabajado tanto; despreció al Cádiz pensando que ganaría andando y, como castigo merecido, recibió el empate en otro penalti lamentable que volvió a señalar a Lenglet. El francés ha caído en picado y aunque la responsabilidad del 1-1 debe pesar en todos, su error fue inaceptable en un jugador del Barça. Lenglet no está para nada desde hace meses. Está en otro mundo y, desde luego, no focalizado en su trabajo.

No fue el mejor día de Koeman tampoco, que pese a querer dar cierto aire a sus jugadores, erró con el cambio de Pedri, que en estos días es el único jugador capaz de equilibrar al Barça. Los minutos de suplentes como Braithwaite o Trincao fueron un drama. Y, al fin, llegó un empate dolorosísimo para el Barça. Sus opciones de Liga, como las palabras de Koeman, se las llevó el viento.