Dos no discuten si uno no quiere...

Da lástima ver a este Valencia. Menudo tiro en el pie se pegó Peter Lim cuando, campeón de Copa y clasificado para la Champions, se deshizo del tándem Mateo Alemany-Marcelino García Toral. Pasado el tiempo, lo que queda es un grupo desinflado, con un entrenador entristecido que no debe de estar en buena armonía con sus jefes, dado el uso que hace de los nuevos fichajes y testimonio doliente de Gayà, cuyas palabras a la tele al final del partido traducían el desconcierto que sufre hoy día el valencianismo. El equipo está demasiado cerca de la zona de descenso como para jugar con tanta abulia. Ayer me dio lástima verlo así.

Así que como dos no discuten si uno no quiere, no llegamos a ver un partido de fútbol, al menos no uno pleno, pero sí detalles. Como los que puedes ver a un boxeador en el entrenamiento cuando hace asaltos de sombra. Vimos otra vez el fino instinto de Benzema, en varias jugadas, una de las cuales fue un perfecto gol. Vimos el pie maestro de Modric. Vimos la ciencia constante de Kroos. Vimos menos a Asensio y a Vinicius, que desperdiciaron una tarde que les ofrecía ocasión de lucimiento. Vimos la contumacia de Mendy, al que el sexador de pollos de turno de la sala VOR le quitó un gol bonito. Y vimos, ¡ay! relesionarse a Carvajal.

En torno a esa lesión debatimos en Carrusel, a falta de mayores emociones en el partido, sobre lo abusivo del calendario. Se juega mucho para recaudar mucho, se recauda mucho porque los jugadores cobran mucho, al tiempo que se lesionan mucho por culpa de que juegan tan seguido. Es una pescadilla que se muerde la cola. Este año la situación hace crisis, porque se empezó tarde y hay que acabar por fuerza el 20 de mayo, por la Eurocopa y la Copa América. Rubiales sugiere aliviar LaLiga, ya él ha aliviado la Copa. Pero eso pone los pelos como escarpias a media Primera y a toda la Segunda. No es tema en el que sea fácil un consenso.