NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

El kilómetro cero de Jasikevicius

Sarunas Jasikevicius, cuya llegada fue una historia larga pero inevitable (con sus desencuentros y sus confusiones), está en el Barcelona para construir un imperio. Fue una contratación estratégica, un entrenador para el largo plazo, para levantar un proyecto y cambiar paradigmas. Su primer título ha llegado en una Copa del Rey, contra el eterno rival que ha dominado los últimos años con puño de hierro y en pista enemiga (aunque sin público, claro). En cierto modo, recuerda a la Copa 2012, el primer título del Real Madrid de Pablo Laso. En Barcelona y contra el Barcelona. El punto de apoyo para un cambio de ciclo y el inicio de una era (que no ha acabado, claro) y que es ya historia del baloncesto español. Eso quiere el Barça y eso quiere Jasikevicius. Para eso, venga o no, necesitaba un fin de semana como este.

El Barcelona ganó como se gana muchas veces en el formato Copa. Yendo de menos a más, salvando el día malo, creciendo a medida que crecían los rivales. El campeón tuvo que remontar 20 puntos, superar una prórroga y necesitar hasta un golpe arbitral a favor en la jugada decisiva de cuartos. Después, y con el susto en el cuerpo, sacó su mejor versión contra dos bestias competitivas como el Baskonia de Invanovic y el Real Madrid de Pablo Laso.

El Real Madrid de Laso se ha ganado el derecho a estar siempre en las quinielas, a no salir nunca de ninguna cuenta. Pero la final era una montaña casi imposible de escalar. Ya (hace tiempo) sin Campazzo, después sin Randolph, sin Taylor…. Y finalmente sin Rudy Fernández y con Tavares con un tobillo fastidiado. El Madrid necesitaba que el Barça estuviera mal… y el Barça estuvo imperial. Su primera parte fue una obra maestra, la segunda un ejercicio de jerarquía y nervios templados cuando su rival buscó la reacción por la vía caníbal. Un tremendo arrebato de orgullo con todo en contra. Pero el Barça tenía esta vez más talento, más profundidad, más recursos y más piernas. Más fuerzas y más puntos. Cuando se jugó en condiciones estables, fue terriblemente superior. Cuando se jugó para salvar el pellejo, lo salvó. Así se ganan los títulos y para eso llegó Sarunas Jasikevicius. A ver qué sucede a partir de esta Copa...