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Lo que falta por saber del accidente de Alonso

Las primeras noticias sobre el accidente de Fernando Alonso resultaron alarmantes. Casi siempre lo son cuando un ciclista y un automóvil coinciden en el mismo espacio y en el mismo momento. En la mayoría de estos casos la culpabilidad recae en el conductor, poca suelen tener los usuarios más vulnerables de la vía. Al confirmarse que el piloto de Fórmula 1 estaba fuera de peligro y sus lesiones eran limitadas, considerando lo que pudo haber sido, todos respiramos tranquilos. Fue justo antes de que se hiciera público el atestado emitido por la policía del Cantón de Ticino, en el que se ofrecían detalles iniciales de un incidente que, desde luego, exige ser analizado de forma minuciosa para depurar las responsabilidades que corresponda. Porque a la vista de estas conclusiones preliminares, no queda claro si lo que ocurrió fue un atropello o una colisión.

Alonso se encuentra bien, abandonará pronto el hospital y competirá, si nada se complica, en el primer gran premio del año. Eso es lo importante. Un alivio que nos debería permitir valorar los acontecimientos con mesura y evitando los prejuicios. Las explicaciones de la policía suiza aceptan interpretaciones. El informe señala que el español adelantaba por la derecha a vehículos detenidos, que el automóvil giro para acceder a un aparcamiento y que la bicicleta impacto contra el lado derecho del coche. Se abren, por tanto, incógnitas a despejar con la ayuda del testimonio de los implicados. Lo que no me parece de recibo es prejuzgar a nadie, imagino que la conductora suiza de 42 años tampoco estará pasando un buen trago, por el susto del propio accidente y por la notoriedad de la víctima. Porque al margen de responsabilidades, eso sí, la víctima es Alonso. Por fortuna, hoy podemos plantear cuestiones secundarias porque la prioritaria ha dejado de inquietar.