Leo, no te vayas que nos 'escarallas'
En medio de su campaña personal para que Messi siga en el Barça por la próxima eternidad, don Luis Suárez, el Balón de Oro, le cantó en Carrusel al líder azulgrana una copla gallega que adaptó a su interés de apasionado: "¡No te vayas Leo Messi que nos vas a escarallar!".
El capitán azulgrana venía del limbo del banquillo, sacudió a su equipo como si lo levantara del subsuelo y en cuatro minutos cambió el signo de un partido que parecía organizado por las legañas de un sonámbulo. La fulgurante acción del más ansiado de los futbolistas del mundo (y que vale lo que pesa) convirtió una matinée en una delicia. El espíritu de Granada, cuando el Barça recuperó la ilusión que tenía metida en la garganta del miedo y levantó un partido que parecía la horca, regresó de pronto y el Betis se encontró con esa canasta de frutos extraños que sobrepasaron sus merecimientos.
De una manera tan extraordinaria vivió el Barça unos minutos hasta que el Betis regresó a la zona de peligro, el empate. En ese extraño momento en que el Barça vuelve a ser sonámbulo o muerto surgió del frío el más improbable de los goleadores, el entusiasta Trincao para remachar una victoria que, hasta que llegó Messi, parecía una hazaña lejana. Kipling tiene un poema, If, que narra el esfuerzo que hay que mantener para enfrentar la victoria o la derrota con el mismo valor.
Tanto el de Granada como el de Villamarín han sido partidos en los que el Barcelona ha mostrado que poemas así se pueden convertir en fútbol, para alegría, por ejemplo, de Koeman, que ya se merecía alegrías como esta. Don Luis Suárez prometió en Carrusel patentar su demanda, si Messi se va el Barça se escaralla, que es como los gallegos dicen irse al carajo. Betis, 2; Barça, 3. La historia está llena de tanteos así.