El enemigo exterior

Ni al juego del Barça, ni a Messi pareció influirle de forma negativa la información detallada en El Mundo del contrato del crack. Es más, ante el Athletic se vio un cambio que todos hemos percibido más allá de la táctica, la técnica, los cambios o la alineación: la manera en la que los futbolistas celebraron los goles. Una comunión, una alegría compartida, que sólo se da en vestuarios bien avenidos. La racha de nueve partidos consecutivos ganando ha sido gloria bendita para un equipo que parecía estar en descomposición, desorientado perdido, pero ese clic en el que todos se felicitan, se miran o se hacen un cariño, una palmada en la espalda, también tiene que ver con tener un objetivo común que a menudo está relacionada con la cohesión de un grupo ante un enemigo exterior. No lo digo yo, lo admitió ayer Koeman: "Si hay una cosa que hace daño a un jugador, como entrenador, staff y equipo le protegemos y defendemos, es lo más importante. Cuando salen cosas en contra, puede ser que se esté más unido en el vestuario".

Los jugadores hacen una piña tras marcar un gol.

A Messi le ha hecho daño la información sobre su contrato porque resulta evidente que quien lo ha filtrado tienen interés en perjudicarle, en que nos llevemos las manos a la cabeza por las cifras y las cláusulas estratosféricas y más en un contexto de pandemia y en una crisis económica que amenaza con devorarnos a todos salvo a las farmacéuticas, los fabricantes de mascarillas y de geles hidroalcohólicos. Alguien quiere hacerle daño y ante esa situación el equipo respondió como un equipo. Unirse frente a un enemigo exterior real o imaginario es más viejo que la tos y hay entrenadores que han sacado petróleo del asunto. No es el caso de Koeman, que rema como puede sin presidente, con la estrella sin renovar y después del burofax, con un Tusquets que no convocó las elecciones en diciembre cuando era lo único que debía hacer y sin que le fichen a un central que lleva pidiendo desde agosto. La sospecha es que el enemigo está en casa, en el club. La última evidencia es que han respondido como grupo, protegiéndose, cuidándose. Y eso es una buena noticia para el Barça.