Marcelino bloquea a Zidane


No hay nada como los finales del Madrid para entender su inconsistencia y previsibilidad. Acabó como siempre, entregado a un toque de corneta a la desesperada que ya no tiene nada de heroico. Su comparecencia tardía le pasó factura de forma merecida. No hizo su trabajo cuando debía y se dobló ante un Athletic valiente y organizado, aupado por un Raúl García con sed de venganza y por el planteamiento de Marcelino. Quiso Zidane ordenar sus piezas de otra forma de inicio, en favor de una asimetría delicada con el único objetivo de centrar la posición de Hazard para incentivar su participación. Asensio regresó a la izquierda y la derecha quedó entera para Lucas. Esta lectura, de por sí, ya implicaba un riesgo tremendo.
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Seguramente esperaba Zidane un Athletic más replegado y menos incisivo, pero Marcelino invirtió esta teórica tendencia con una estrategia muy agresiva. La presión bilbaína se centró en evitar las recepciones de Kroos y Modric y dejar el balón a jugadores de menor finura. Vencedor y Dani García elevaron las líneas y cada reinicio de jugada del Madrid fue un suplicio ante el acoso del Athletic, que después transitó con brío a través de los apoyos de Raúl García, las carreras de Williams y el criterio de Muniain. Los errores obscenos de Lucas Vázquez añadieron mayor oscuridad al relato de debilidad blanco. El movimiento táctico de Zidane aspiraba a expandir la zona de influencia de Hazard. Es cierto que lo logró en ese tramo inicial, antes de volver a la idea original del 1-4-3-3, pero resultó muy ilustrativo el poco impacto del belga para lo que debería ser y nunca ha sido desde su llegada. El Madrid tiró un tiempo y reaccionó muy tarde, abocado a sus arrebatos finales de todos los días. Sin regate, centro va y centro viene. La historia de siempre. Y sin un título que contar ya esta temporada.
El bloque rojiblanco

Vencedor y Dani García abordan la salida del Madrid y cierran líneas de pase. De Marcos bascula para fijar a Kroos. Benzema tarda en dar el apoyo y Lucas Vázquez realiza una entrega equivocada. Es el triunfo de la propuesta de Marcelino.



