La noche fue buena
Cayó la sexta consecutiva.- No era un partido para meterse en el jacuzzi. Llegaba a Valdebebas ese Granada imperial de Diego Martínez, un equipo de autor que está dibujando las páginas más bellas de su bonita historia. A los 23 segundos casi lo ratifican tras un fallo infantil de Varane, pero Antonio Puertas no vio ídem con todo a su favor para el 0-1. Un aviso que sirvió para que los Zidane boys espabilaran. Estos partidos en vísperas navideñas tienen trampa. Los jugadores gozarán de unos días de vacaciones (no vuelven a entrenarse hasta el domingo por la tarde) y suelen tener a la familia esperando en el aeropuerto para volar a sus países para ver a la familia. Eso genera inquietud, falta de concentración, algo de ansiedad. Recuerdo un 0-4 en el Bernabéu ante Osasuna en una víspera de Nochevieja. Pero también es verdad que en la víspera de Nochebuena de 2007 el Madrid conquistó el Camp Nou en un Clásico resuelto con un golazo de Baptista, ‘La Bestia’, que unos días antes se había encerrado en una jaula con tigres, reportaje inolvidable de AS que provocó una multa al brasileño de Mijatovic, entonces director deportivo. Baptista, sereno, le dijo: “Si meto el gol de la victoria en el Camp Nou me quitas la multa”. Pedja, astuto: “Hazlo y me olvido de todo”. Y cumplió...
El Mago regresó.- Como siempre fui un incauto que no me callo ni debajo del agua, estaba en El Carrusel pidiéndole a Marco Asensio algo más de entusiasmo, de implicación y de furia para rebelarse contra su aparente estancamiento. El conformismo del mallorquín me dolía porque tiene una calidad excepcional, pero parecía que su varita mágica estaba en estado de hibernación. Fue decirlo e irrumpir el chaval con una espuela prodigiosa que no acabó en gol porque la madera de Rui Silva lo impidió. Hubiese sido el gol del año. Y acto seguido un desatado Asensio apuró la línea de fondo para dar un pase-cuchara, a lo Gordillo, que atacó con furia Casemiro, un tractor indestructible, para cabecear a la red granadina con un cabezazo poderoso y picado. Un gol que aliviaba penas y angustias en un partido trabado que no parecía tener dueño. Asensio se reivindicó en el día en el que Rodrygo tuvo la desgracia de romperse (¡ánimo, chaval!) y en el que Hazard ya asomaba por la grada de los suplentes. Que no sea flor de un día...
El árbitro y el VAR.- Tan verdad es que Foulquier debió ser expulsado con roja directa (su tremendo e inexplicable codazo a Mendy merecía el máximo castigo) como que Casemiro compró todas las papeletas para que le pitasen un penalti antes del descanso. El VAR también se coge unos días de vacaciones. Mejor para todos.
Pichichi Benzema.- No podía irse estos días Benzema sin volver a demostrar que la edad de Cristo (33 años) le sienta de cine. En el descuento final precintó el partido con otro gol que se fabricó él solito. Ya lleva 8, tantos como Iago Aspas y Gerard Moreno. Es su mejor versión desde que llegó al Madrid en 2009. Un nueve moderno y sin fisuras. Un regalo para los ojos. Larga vida al Rey Karim.
Feliz Nochebuena.- Tras unos meses turbulentos, el personal se va a la cena de Nochebuena (los justos, por favor, no más de seis en la mesa) con una felicidad indisimulada por la racha triunfal del equipo, como me recuerda Francisco Manzanares, de la Peña ‘Los Elegantes’ de Honrubia. Eso es este Madrid. Un colíder elegante.