El Granada de Diego Martínez, de nuevo en forma
El pasado. Un alto número de casos positivos por COVID-19 hace un par de meses debilitaron de manera notable las prestaciones de un equipo que suele mostrar una gran fiabilidad. Le ha costado a los de Diego Martínez recuperar la velocidad de crucero y el ritmo competitivo pero, desde hace un par de semanas, han retornado a ser ese conjunto reconocible que deslumbró el curso pasado en su regreso a la máxima categoría del fútbol español. Las señas de identidad de este Granada están muy definidas. Su juego se basa en contrarrestar desde su posicionamiento en bloque medio, uno de los mejores, sino el mejor de LaLiga, con las líneas extremadamente juntas, con el equipo muy corto y sus futbolistas preparados para, en cuanto haya un pase por dentro o hacia una banda, activar una presión hacia delante muy agresiva y comprometida, con la idea de robar, realizar ataques rápidos y siempre de manera vertical.
Pocos toques. Es de los equipos que menos segundos emplea en sus ataques, mostrando claramente cuál es su idea ofensiva. Los de Diego Martínez también utilizan con gran eficacia la profundidad por las bandas, con rupturas constantes, buscando, tanto el cambio de orientación en diagonal, como el pase paralelo por los costados a la espalda del lateral. En este tipo de ataques verticales es muy importante la función de Roberto Soldado, como elemento fijador de los centrales y para generar segundas jugadas, a la cara o en prolongación.
Líneas adelantadas. No les gusta defenderse a los jugadores del Granada cerca de su portero, pero cuando el rival les somete también emplean muy buenos conceptos de defensa del área, tanto en marca de centro lateral como a la hora de taponar los disparos del oponente.
Estrategia. Por supuesto que si hablamos del Granada hay que hablar de su balón parado. Gran variedad de registros para córner y falta lateral con un poderoso juego aéreo. En el plano individual, la aparición en primera división de hombres como Luis Suárez o Luis Milla ha sido excelente, Yangel Herrera como recuperador y llegador sigue siendo clave y Darwin Machís está siendo el atacante con más desequilibrio, pero la verdadera fortaleza de los nazaríes está en el colectivo, en que es un equipo verdaderamente sólido.