A octavos por contundencia
En un partido donde el Salzburgo puso el fútbol y los rojiblancos, los goles, el Atlético cumplió con el objetivo de estar en octavos de la Champions. En el encuentro con menos control y mayores imprecisiones en la elaboración de los rojiblancos en lo que llevamos de temporada, se vio a un equipo que sufrió mucho en los costados de Koke. Gracias a la movilidad de la gente de arriba del combinado austriaco, los Savic, Mario y Felipe pasaron apuros como pocas veces he visto esta temporada. Podríamos decir que lo mejor fue el resultado ante un conjunto vistoso y atrevidísimo y fue su inocencia quien los empujó al abismo.
Jugar contra un equipo que tiene más que ganar que perder, y que suma tanta gente por delante del balón, te hace entrar en una vorágine en la cual puedes salir escaldado. No sé si por la obligación de tener que clasificarte, por la presión de ser el equipo grande, pero hubo muchos momentos en los que los del Cholo tiraron a la vieja usanza, siendo sometidos y esperando pillar a la contra a su rival. Al Atlético le vinieron bien los cambios de Correa y Herrera en el último tercio de partido, para mí diría que hasta que fueron algo tardíos. La templanza del mexicano y los desmarques en profundidad del argentino era lo que requería un equipo (para muestra el segundo gol) que en ningún momento se había hecho con las riendas del partido.
En definitiva, partido para disfrutar la clasificación pero también para estudiar las razones de algunas superioridades del rival en zonas donde antes se había controlado, donde se vieron algunas costuras que no se vieron desde que el Atlético juega con tres centrales.