Diez derrotas en 17 jornadas: lo demás es literatura

La victoria frente al Fuenlabrada abrió una puerta a la esperanza en el Real Zaragoza, pero la derrota en Almería, aunque injusta, volvió a poner de manifiesto, por si alguna duda le quedaba a alguno, que es absolutamente imprescindible emprender una reconstrucción general del equipo titular en el mercado invernal, si se quiere, claro, pelear con alguna posibilidad por mantener la categoría. El Zaragoza tuvo una actuación meritoria, pero es ahora mismo penúltimo, con nada menos que diez derrotas en 17 partidos, un balance aterrador.

La primera parte fue de lo mejor del Zaragoza esta temporada. El equipo aragonés, bien organizado, tuvo siempre el control del juego y le hizo un partido muy incómodo al Almería. Sólo le faltó el gol, pero es que el gol es lo sustancial en el fútbol y en el Zaragoza únicamente Narváez tiene una relación destacada con el gol.

La segunda mitad ya fue otro cantar, sobre todo tras la salida de Corpas en el Almería, una sustitución que cambió el partido. Enseguida llegó el gol de Sadiq, después de una pérdida de Jair en el centro del campo, y todo se puso más difícil. El Almería encontró espacios para explotar sus contragolpes y el Zaragoza empezó a llegar cada vez menos y con menor profundidad al área rival. A la desesperada, y cuando el encuentro ya se había puesto imposible, entraron Raí y Vuckic, primero, el debutante Carbonell, después, y finalmente Javi Ros y Toro Fernández, que no acertó a rematar a puerta vacía en el descuento lo que hubiera supuesto un valiosísimo punto.

Diez derrotas en 17 jornadas: lo demás es literatura.