El peor Shakhtar, la mayor herida blanca
Otros años hubiera tenido una mínima justificación perder contra el Shakhtar, aquel Shakhtar de Lucescu o incluso de Paulo Fonseca. Pero este equipo poco tiene que ver con ese, y de ahí que las dos derrotas cosechadas por el Madrid en la Champions sean de una magnitud tremenda por lo negativo. Venía el Shakhtar de encajar 10 goles en dos partidos ante el Gladbach en este mismo grupo, no es ni siquiera líder en un campeonato -el ucraniano- que ha dominado de cabo a rabo estos años y el COVID ha mermado su plantilla en un momento álgido de la Champions. Aún así venció en Valdebebas y repitió en Kiev.
Los brasileños que llegan al Shakhtar siempre son interesantes, pero el club ha ampliado tanto las miras que cada vez afina peor el tiro. Ahora mismo está en un proceso de captación. Teté y Marcos Antonio son los argumentos de futuro más importantes, pero son jovencísimos. Los demás no llegarán muy lejos o son ya veteranos de guerra. Por eso haberse impuesto al Madrid por partida doble en un año así de transitorio no entra dentro de la lógica.
Un buen primer tiempo en Madrid y uno segundo bueno en Ucrania le bastaron para imponerse al conjunto blanco por dos ocasiones. El resto lo puso el propio Madrid. Pocas veces los talentosos jugadores brasileños del Shakhtar se habían conseguido mover sobre el césped con la libertad que les concedió el conjunto de Zidane. Así es más fácil destacar, ante un rival invisible. Pero la realidad es que se trata de un Shakhtar mediocre, vulnerable.