¿Cómo ha igualado Lewis Hamilton a Schumacher?

Tengo clarísimo que Lewis Hamilton es el responsable de que Fernando Alonso no tenga, al menos, un tercer título mundial de Fórmula 1. Y responsable no es culpable, lo que ocurrió con el británico en aquella temporada de 2007 era imprevisible incluso para su mentor Ron Dennis, el gran jefe de McLaren. El novato que llegaba al equipo como compañero aprendiz de la estrella española demostró tener un talento descomunal, además de una ambición desmedida que se vio jaleada por el entusiasmo de quien tanto había apostado por él desde que era un crío que despuntaba en el kárting. Ya entonces resultó evidente que se trataba de un piloto especial, aunque apostar hace casi tres lustros por un palmarés como el que hoy exhibe hubiera parecido igualmente atrevido.

Alcanzar los siete títulos mundiales de Michael Schumacher se presentaba como un desafío mayúsculo en la Fórmula 1 moderna, pero se han mezclado los ingredientes para que así haya sucedido. El principal es la manera en la que Hamilton ha madurado como piloto (sus cruzadas personales poco tienen que ver con lo deportivo), dejando atrás una agresividad al volante que tanto perjudicaba a su velocidad para seguir siendo incluso más rápido aunque con un control muy superior de la situación, de los tiempos de la competición, de la gestión de sus recursos…Y precisamente esos recursos son el otro factor determinante para su éxito, ya histórico. Tuvo la valentía de incorporarse a Mercedes cuando el proyecto no era ni la sombra de lo que hoy conocemos, una apuesta que le salió claramente ganadora: se ha beneficiado de una larguísima época hegemónica de su equipo, de su coche, disfrutando así del complemento ideal para sus capacidades. ¿Supone esto un demérito? En absoluto. Y quien piense lo contrario, sólo debe repasar cómo llegaron cinco de los siete títulos de esa otra leyenda llamada Schumacher.