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Canales y Asensio, dos respuestas contrarias

EI proceso de decantación continuó en el Holanda-España, que siempre es un partido de pantalón largo, por amistoso que sea. Antes de los dos encuentros oficiales que se avecinan, Luis Enrique diseñó una alineación que se desenvolvió muy bien en el primer tiempo y peor en el segundo, en buena medida porque Frank de Boer cambió medio equipo en el descanso y Holanda encontró piernas jóvenes y jugó con más energía.

Las noticias para la Selección fueron buenas, excepto el golpazo que sufrió Gayà en la primera parte, con malas consecuencias para el lateral izquierdo, que se retiró conmocionado y sangrando, y también para el equipo. Reguilón, que no esperaba jugar, ingresó frío y no le agarró las vueltas al partido. En el segundo tiempo pasó un pequeño calvario frente a Stengs, un zurdo listo, joven y más que prometedor, y el lateral Dumfries. Los dos habían entrado después de la media parte. Se hicieron sentir en casi todas las jugadas.

El examen era evidente para algunos jugadores. Unos porque debutaban (Unai Simón en la portería), otros porque volvían (Koke, Asensio y, en menor medida, Morata) y algunos porque necesitaban refrendar las optimistas impresiones que dejaron en los últimos partidos. Canales fue el caso más evidente. Su actuación fue impecable en la primera parte, gol incluido.

Canales, en el momento del golpeo del remate que supuso el gol de España en Ámsterdam.
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Canales, en el momento del golpeo del remate que supuso el gol de España en Ámsterdam.

Canales es un caso de recompensa del fútbol, no siempre generoso en casos como el del excelente jugador cántabro. Un aficionado de 15 o 16 años probablemente no imaginará lo que significó la irrupción de Canales en el Racing de Santander, aquel partido en el Sánchez Pizjuán donde deslumbró de tal manera que semanas después acordó su fichaje por el Real Madrid. A su alrededor se despertó una expectación mediática que recordó a la que generó Julen Guerrero en la década anterior.

Canales sufrió tres lesiones gravísimas en la rodilla, estuvo fuera del fútbol dos temporadas y su recuperación fue tan complicada que se disiparon las esperanzas que despertó de juvenil, esperanzas truncadas también durante su periodo madridista. No le mereció aprecio a Mourinho. Pocos esperaban al Canales que comenzó a emerger en la Real Sociedad después de pasar por el Valencia. El Betis, que no se ha distinguido en los últimos tiempos por sus aciertos en el mercado, tuvo un ojo clínico. Le fichó con un resultado espectacular.

Con el cuerpo transformado por el esfuerzo en la recuperación física, Canales se ha erigido en el centrocampista que se adivinaba hace 11 años. Ha adquirido potencia y ha acentuado la inteligencia. Sabe jugar y lo hace a la manera de los grandes predecesores que ha tenido en la selección, la famosa colección de mediocampistas que hizo de España un equipo tan especial.

Canales marcó el gol, su primero en la Selección, y jugó un magnífico primer tiempo. El equipo, también. Había interés por observar el comportamiento de Unai Simón. Su desempeño resultó interesante porque estuvo obligado a funcionar de manera radicalmente contraria a lo que acostumbra en el Athletic, donde juega largo un porcentaje altísimo de veces. Luis Enrique le ordenó jugar no corto, sino cortísimo, en el minucioso trabajo de construcción del juego.

Tres veces conectó con Rodri en situaciones que parecieron de máximo riesgo, pero Unai Simón asumió la responsabilidad con serenidad. En el área se movió con naturalidad, lejos del área pequeña cuando la situación le requería para jugar de líbero. Salió con buena nota, a la espera de nuevas oportunidades.

La superioridad de España fue indiscutible en la primera parte. Morata realizó un trabajo perfecto, descolgándose hasta el medio campo y confundiendo a los centrales. Quedó claro que Gerard Moreno tiene personalidad y la Selección no le viene grande. Koke quizá fue el mejor cuando España lo pasó peor, dato relevante después de dos años de ausencia. Peor sensación ofreció Asensio, que no se hizo notar. Fue el Frenkie de Jong del equipo español, dos jugadores que suelen pesar mucho menos de lo que se espera en los partidos.