Me apunto a ganar... aunque sea sufriendo
Victoria imprescindible y merecida, aunque haya sido sufrida hasta el final. Por fin la suerte cayó del lado blanquivioleta para poner por delante en el marcador con el fallo de Unai Simón que sirvió para que Orellana se estrenara como goleador en Pucela y después Marcos André remató la faena, cosa que una vez más, no supo hacer Guardiola.
El conjunto volvió a sus orígenes aunque algunos se aburran, y fue seguro atrás, con el acordeón de las dos líneas de cuatro funcionando al unísono, dejando que los dos libres de arriba buscaran el peligro. Funcionó un hombre cuyo trabajo parece gris, y lo es si nos fijamos sólo en el ataque, pero el equilibrio en las ayudas defensivas de San Emeterio justifican su titularidad. Reconozco que en ocasiones me he sumado al ruido de querer verle en ataque, pero hay que entender su trabajo dentro de un esquema como el del Real Valladolid de Sergio.
Brillante el trabajo de Masip, ante el Athletic todo el equipo hizo su trabajo, pero es justo reconocer que el portero tuvo mucha culpa de la victoria, sobre todo con la parada al remate de Villalibre y el espectacular mano a mano con Willians dando una lección que deberían ver los aprendices de guardameta grabada en vídeo.
En definitiva, aunque a algunos les cueste, hay que disfrutar de la victoria y esperar que abra el camino de otras muchas; ha tardado, pero ha llegado, aunque es triste comprobar cómo hay algunos que presumen de ser del Valladolid y sin embargo lamentan la victoria ante el Athletic... como decía Djukic, 'somos Valladolid' en lo bueno y en lo malo. No es una historia nueva, al propio Miroslav le gritaban 'inútil' desde la grada cuando algún cambio no gustaba o al propio Mendilibar le silbaban por no poner a Medunjanin... es cíclico, algunos se aburren y disfrutan hozando en el barro... y ahora le toca a Sergio. El fútbol no tiene paciencia y mandan los resultados, sí, y podemos estar en un escenario distinto en unas pocas semanas, pero como dijo aquel, ese puente ya lo pasaremos y lo que se ha ganado como mínimo Sergio es el respeto de todo aquel que dice y presume ser del Real Valladolid y no la ínquina que se hace patente en pequeños círculos.