Casemiro puso la fe

El ADN del Madrid.- Cualquier otro equipo hubiese entregado las armas aceptando la derrota. Pero entonces no hablaríamos del Rey de Europa (13 coronas le contemplan) ni del equipo que lleva el balón cosido a un corazón gigantesco que jamás ha pronunciado el verbo rendirse. Con 2-0 en contra y con el Borussia envalentonado el Madrid mandó a hacer gárgaras la pizarra, la previsible horizontalidad en su juego de circulación y recurrió al toque de corneta buscando la heroica. Sergio Ramos y Varane de delanteros centro de urgencia, Lucas y Hazard asistiendo por las bandas y Casemiro de mediapunta agigantando su figura como nunca. El brasileño puso la fe que permitió al Madrid salvar un punto de oro. Case dio la increíble asistencia del 2-1 con un salto pletórico y firmó las tablas tras una asistencia de Ramos cargada de testosterona. Con tíos como el brasileño y el sevillano se puede ir al fin del mundo. Son Leónidas y sus irreductibles espartanos en 300. ¡Au Au Au!

La Luna.- La NASA nos descubre que hay agua en el fascinante satélite de la Tierra que tanta inspiración ha generado a lo largo de los siglos en el ser humano. Lo malo es estar en la Luna (despistados), como estuvieron en defensa los hombres de Zidane ante las balas alemanas del Gladbach. Los dos goles del Borussia fueron dos concesiones que no deben repetirse.

Recuerdos de la infancia. No es la primera vez que veo al Madrid igualar un 2-0 ante el Gladbach. En mi niñez recuerdo perfectamente el primer Borussia Moenchengladbach-Real Madrid de Copa de Europa. Se jugó el 3 de marzo de 1976. Ida de los cuartos de final. Un servidor tenía 10 añitos, pero como lo televisaron para toda España lo tengo fresco en la retina. Transmisión en blanco y negro, por lo menos en la tele de mis padres en nuestro pisito de Carabanchel. En un pis plas los alemanes ya nos ganaban 2-0. Jensen (luego fichado por el Madrid) y Wittkamp. Ellos atacaban con una furia desatada. Tenían a Stielike (después leyenda blanca), Simonsen (lo fichó el Barcelona), Vogts, Bonhof (acabó en el Valencia), Wimmer, Heynckes (el técnico de la Séptima)... Un equipazo. Pero el Madrid, vestido de azul marino, sacó la casta y el ADN que me enamoró de este equipo. Roberto Martínez, con un cabezazo parabólico adelantándose al portero Kleff, puso el 2-1 antes del descanso. Y en el segundo tiempo mi admirado Pirri metió un golazo de bandera. Avanzó sobre campo germano y desde 30 metros soltó un latigazo con su pierna izquierda que se coló por la escuadra del Gladbach. Golazo. Una hazaña ante el que era vigente campeón de la Bundesliga por delante del Bayern imperial de Maier, Beckenbauer, Hoeness, Rummenigge o Gerd ‘Torpedo’ Müller. Pues se ha repetido la historia. Esa vez Benzema fue Roberto Martínez y Casemiro fue Pirri...

Por fin Hazard.- El crack belga salió al campo en los últimos 20 minutos y le vi realmente recuperado. Hasta tuvo un gol claro en sus botas (ya le entrarán). Le vi rápido y muy activo. Ese es el Hazard que nos puede dar el salto definitivo para que el Madrid recupere en Europa ese poderío en ataque que se extravió con la marcha de Cristiano a Turín. Hazard, en su versión Chelsea, es desequilibrante.

In Memoriam.- Esta heroico empate va en memoria de un madridista ejemplar, Cruz Matute Pérez, que nos dejó para siempre en Rincón de Soto (La Rioja) sólo unas horas antes del gran triunfo del equipo de su vida en el Camp Nou. Y no me olvido de Josean y Conchi, padres de mi amigo Toni, de la peña madridista de Arnedo. Todos aplaudieron desde allá arriba los goles de Benzema y Casemiro... Este Madrid les dará más alegrías.