Bendita locura de MotoGP

Si alguien me pidiera que razonase lo que está ocurriendo en esta temporada de MotoGP, creo que sería incapaz. Lo más comprensible de todo, curiosamente, es la baja de Marc Márquez porque como cualquier piloto está expuesto a caerse (de hecho, lo hace mucho) y a lesionarse. A partir de esa circunstancia, cada gran premio me cuesta entender más lo que sucede los domingos desde que empezó este Mundial ya de por sí extraño por las circunstancias especiales en las que se disputa. Se me escapa la irregularidad de los favoritos, materializada en Aragón por un sensacional Quartararo el sábado que desaparece el domingo; tampoco comprendo que Viñales, talentoso como pocos, deje pasar la oportunidad de convertirse en campeón, en el sucesor de un favorito ausente.

No sé qué ha pasado con las KTM, la revelación del arranque y que han vuelto a interpretar el papel de actores secundarios. Sabía de la evolución constante de las Suzuki y sus pilotos, pero desde luego no habría apostado por ver a Mir liderando a estas alturas del certamen. Y más concretamente sobre la carrera de MotorLand, desconozco por completo cuál es el origen de la resurrección de Álex Márquez: el podio de Le Mans en mojado tan sensacional como circunstancial, su segunda posición ahora es realmente reveladora. Por último, hablando de despropósitos, tampoco acierto a adivinar cómo Ducati y Dovizioso pueden arruinar así una relación que había resultado idílica hasta su ruptura. En fin, una locura de MotoGP en tiempos de coronavirus. Bendita locura…