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Sobre el principio de autoridad de Koeman

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Favor mediático. Las portadas de la prensa deportiva de Barcelona y la información de los generalistas catalanes aplaudieron ayer a rabiar el mensaje de Koeman a Griezmann en la rueda de prensa previa al partido ante el Getafe. "Aquí mando yo", La Vanguardia y Sport. "El entrenador manda", Mundo Deportivo y El Periódico. Pasó más desapercibido, sin embargo, el mensaje mucho más indulgente con Messi: "Si no juega, está más cansado. Lleva mucho años jugando con un calendario más apretado...". Vamos, que jugará lo que quiera.

La realidad. Queda claro, pues, que Messi sigue comiendo aparte con Koeman. Un asunto comprensible por la dimensión del jugador en cuestión, más en las condiciones en que se ha producido su continuidad, pero que puede chocar con el rendimiento del equipo. “Por muchas cuestiones, es muy difícil que un deportista de más de 32 años juegue dos partidos de exigencia brillantes en tres días”, mantienen entrenadores del más alto nivel. Antes del parón, Messi jugó correctamente contra el Villarreal, estuvo fantástico, sobre todo por trabajador, en Vigo; y contra el Sevilla tuvo que pasear durante largos tramos del partido para llegar fresco al final donde, eso sí, lo pudo ganar porque aún nadie marca la diferencia como él.

Test. La próxima semana pondrá a prueba de nuevo esa obsesión de Messi por jugar todo. Después de Getafe y Ferencvaros, esperan Madrid y Juventus. Al Madrid no le ha marcado ningún gol en los últimos cinco Clásicos y ese dato dará la vuelta al mundo en los días previos. Porque si al equipo no le alcanzó el curso pasado, a él tampoco en días tan señalados. De Koeman, al estilo del compromiso que Zidane arrancó de Cristiano los dos últimos años con el consiguiente éxito (dos Champions), se espera que sea el entrenador capaz de hacer entender a Messi que el Barça necesita su versión más inspirada en los partidos decisivos.

Mando. Podría decirse que, en lo que se refiere al principio de autoridad, Koeman ha mejorado sustancialmente la posición respecto a sus antecesores. Si antes Messi estaba en el escalón alto del podio y, a su alrededor, un selecto grupo de jugadores tenía barra libre, Koeman se ha metido en ese sandwich. De momento, no es poco haber conseguido tener las manos limpias para reorganizar tácticamente al equipo y devolver cierta meritocracia al Barça. Pero para terminar de ser reconocido, y, seguramente, para tener éxito, Koeman tiene que subir ese último escalón y enfrentarse con honestidad al asunto de los descansos de Messi.