El Madrid lo pierde todo

El Madrid no solo perdió contra el Cádiz, perdió la compostura y su esencia. Perdió las ganas, el juego y la seguridad. Lo perdió todo. Sucumbió desde la alineación elegida por Zidane en un partido injustificable, víctima de su propia pasividad y sus pocas ideas. Infinitamente superior el Cádiz, compacto como siempre y más luminoso en ataque, el Madrid salió escarmentado por su gandulería en el repliegue, frialdad en el choque—solo se impuso en el 41% de los duelos en el primer tiempo— y pobreza futbolística en fase de posesión. Que el Madrid no enamore por su juego no es ninguna novedad en los últimos tiempos, pero sí lo es que se deje ir a nivel defensivo y sea incapaz de competir. Estuvo apático y colapsado. 

Se conoce la propuesta del Cádiz. Es un equipo extremadamente organizado, con volumen por las bandas y tajante en las transiciones. Zidane quiso ahorrar esfuerzos a Casemiro y Valverde a causa de sus viajes internacionales, pensando que sería suficiente con una medular formada por Modric, Kroos e Isco, pero confundió el plan. Ante un conjunto que corre tan bien como el Cádiz, con Marcelo rebasado continuamente por Salvi (46,6% de acciones ofensivas por la banda derecha), el Madrid necesita de las coberturas de Casemiro y el recorrido de Valverde. Cada pérdida local se transformó en un aviso ofensivo del Cádiz. Distanciado entre líneas, a Kroos, Modric o Marcelo no les da para volver. Desde abajo hasta arriba, los de Cervera estuvieron comodísimos, con Negredo y Lozano en ataque, muy por encima de Varane y Ramos en ese primer tiempo de espantos blancos. Jönsson y José Mari presidieron la medular y manejaron la trama con una solvencia admirable. En todos los frentes se alzó el Cádiz sobre el Madrid y pudo golearle. Ni los cuatro cambios de Zidane, que no se andó con miramientos tras su política alineación inicial, en el descanso hizo reaccionar a un Madrid previsible, sin profundidad ni verticalidad, que nunca metió mano a la estructura gaditana. Su desconexión fue tan rotunda que nadie se salvó. Perder siempre es una posibilidad, pero no del modo que lo hizo el Madrid.

Las vigilancias inexistentes

El Madrid relaja las marcas en toda la secuencia del gol. Nadie encima a José Mari en el primer desplazamiento de balón. Varane y Ramos dejan margen de maniobra a Negredo y Lozano.