Cristiano Ronaldo ha dado positivo por coronavirus. Ahora es PCR7. El ministro de Deportes de Italia, Vincenzo Spadafora ha confirmado que el jugador portugués ha violado el protocolo anticovid, ya que debería haber guardado la cuarentena en Portugal. ¿Por qué lo ha hecho? Habría que preguntárselo a él. Pero de momento lo que sí sabemos es que Italia obliga a los positivos a una cuarentena de diez días, mientras que en Portugal hay que cumplir 14. La otra fecha que hay que tener presente es la del 28 de octubre, que es el día fijado para el Juventus-Barça de Champions. Con la cuarentena de Italia, PCR7 podría llegar al encuentro con Messi, con la de Portugal, no. Pero seguramente esto no ha tenido mucho que ver.
El positivo de Cristiano ha llamado la atención sobre el desafío para la salud pública que ha sido tener a 209 países, todos los de la FIFA, con sus respectivas delegaciones federativas y periodísticas, en trasiego por el mundo durante la última semana. No encajan muy bien los confinamientos en ciudades como Madrid con el salvoconducto a las selecciones para que desparramen por el mundo. Sólo en Europa, la UEFA ha tenido en trasiego a 59 selecciones por 30 países distintos. A PCR7 se le ha sumado en las últimas horas Koundé, internacional francés del Sevilla.
Todos los sectores están notando el impacto del virus. También el fútbol. Mucho. Parecía que este deporte era cosa sólo de los futbolistas y las televisiones. Y mira tú por dónde que hemos descubierto de repente que sin hinchas en los estadios se pierde emoción, interés y en suma dinero. O sea, que ya no tengo tan claro que sólo por un gran regate o un detalle técnico sublime merezca la pena pagar una entrada. A partir de ahora a los hinchas habrá que darles mucho más. Porque son parte del espectáculo.