Controlar, proteger y censurar

Corren nuevos tiempos y hay que intentar adaptarse a los cambios lo más rápido posible, aunque los cambios no siempre son a mejor. Hace tiempo que los equipos han entrado en una espiral de protección de sus jugadores. Hace tiempo que ya no se puede disponer de los futbolistas con sólo llamarlos y la información se oficializa desde los clubes intentado tener control sobre lo que trasciende o no. El Real Valladolid es una 'rara avis' en este mundo, ya que sigue siendo un equipo amable que facilita las cosas, pero cada vez se ve más como los departamentos de prensa fiscalizan la información y no hablemos ya de la Liga...

El coronavirus y la pandemia ha cambiado muchos hábitos, hasta provocar que ir al estadio siete meses después se haya convertido en un acontecimiento... y eso recordando que los aficionados aún ni sueñan con pisarlo, aumentando esa sensación de lejanía y de vacío. Se han implantado métodos con los que poder hacer ruedas de prensa seguras; el Real Valladolid por vídeo conferencia permite que cada periodista haga sus preguntas en vivo en directo, sin cortapisas, pero hay otros que han aprovechado para cerrar aún más sus filas y sobreporteger a sus jugadores. Primero hay que mandarles las preguntas por escrito y es el portavoz del equipo el que las formula al protagonista, pudiendo poner o quitar las que consideren molestas, lo que equivale a censura; otro subterfugio es juntar todas las preguntas incómodas en una sola y así obtener una respuesta breve y concisa que evite problemas... más censura. Da la sensación de que los periodistas empiezan a ser un mal que les es cada día menos necesario... salvo cuando a ellos les interesa.

Son los tiempos y hay que adaptarse, claro que el fútbol tiene fuerza suficiente para seguir adelante, pero hay perspectivas que empiezan a olvidar que el fútbol es del aficionado, que pone su pasión y dinero para sostener el invento. Alguno cree que vive de lo que la televisión paga... en parte sí, pero esa televisión lo saca de la publicidad y de los abonados. Alejar a los jugadores de sus seguidores me parece muy peligroso. Tratar a los futbolistas como si fueran niños o aún peor, como si no fueran capaces de razonar por si mismos, indica el nivel de unos y otros. Es lo que hay y hay que acostumbrarse pero no tiene por qué gustarnos.