Wu Lei, el futbolista que creímos ser; Nico, el que quisimos
Máximo goleador de la temporada pasada en el Espanyol junto a Raúl de Tomás y David López, y Balón de Oro chino los dos últimos años -que algo tendrá el agua cuando la bendicen- sigue siendo Wu Lei un fenómeno de difícil explicación. Impredecible. Para todos los que de niños soñamos alguna vez con ser futbolistas pero nos pudo nuestra torpeza, desde luego el delantero chino supone un referente. Imposible no empatizar con sus ocasiones falladas, con sus tiros al palo, incluso con una nueva variante que estrenó en Sabadell: su manera de impedir que un compañero, Matías Vargas, marcara a placer.
La actuación de Wu Lei, el futbolista que todos creímos ser, no fue sino la punta del iceberg de un Espanyol que ha descubierto justo a tiempo -a pocas horas para el cierre del mercado-, y lo corroboró el gol de Nico Melamed, lo que las propias cifras ya dejaban entrever. Que se puede trabajar el entramado defensivo para convertir el despropósito del curso pasado en un equipo imbatido -con la ayuda de un Diego López de nuevo inspiradísimo-, también la elaboración, que un buen entrenador y un grupo cohesionado pueden adaptarse a cualquier plan de partido -como el de renunciar al balón, cuando convino en la Nova Creu Alta, en favor de un juego agresivo y directo-. Pero que el gol, la definición, la puntería, más que hacerse se nace.
Prescindió por segunda jornada consecutiva Vicente Moreno, que dirige y ve todos los entrenamientos de la semana, de Raúl de Tomás en la alineación. Tampoco estuvo Embarba, por un golpe en el pie. Y arrolló el Espanyol de entrada, con ocasiones clarísimas del susodicho Wu Lei, de Puado, de un Vargas que aprovechó con creces su oportunidad. Pero en la feria de Sabadell, todas las escopetas parecían trucadas. Incluso la de RdT, que como en Oviedo entró al rescate a falta de media hora, sin correr esta vez la misma suerte de aquel día en que convirtió dos goles en ocho toques de balón.
Lo que le faltó a De Tomás, y no solo hablamos del gol, le sobró a otro recambio, a otra muestra de lo determinante que está resultando el intervencionismo de Moreno para ganar partidos. Le puso velocidad, ímpetu, calidad y criterio Nico Melamed a cada una de sus apariciones por la banda derecha, hasta el punto de que obtuvo la recompensa del gol. A diferencia de Wu Lei, el futbolista que todos los niños torpes del mundo creímos ser, el canterano es el que todos quisimos ser: joven, talentoso, pretendido por media Europa y a punto de renovar por el equipo de su vida.
Y otra feliz coincidencia: que anote Nico su primer gol como profesional justo el día en que despedía al Espanyol a una de sus perlas, Marc Roca, con destino al Bayern de Múnich. Hay futuro. De las próximas horas es cuestión de procurar que, sí o sí, también el gol esté garantizado.