El fútbol alegre, intenso e inesperado

Es una era distinta, que sucede a una época hosca, limitada por el malhumor y la decepción de los adultos. Ahora ha venido un muchacho al que Garrido le busca apodo en Carrusel (¿y por qué no Ansu Flaqui, pues Flaquer cantó antes que nadie su enorme potencia), y el equipo es otro ante el espejo del futuro.

Messi vuelve a ser alegre e inesperado, e incluso Coutinho, otrora una mirada triste, genera soluciones donde en otra época hubo atascos. Se impone la línea blanca en todas las líneas, e incluso Neto se parece en intensidad al ejemplo de Ter Stegen. Ese aire es una novedad que recuerda los años en que Messi despuntaba como el Ansu Fati de su tiempo, alegre de salir al campo a quitarle las legañas a un equipo que antes competía como si rellenara un formulario.