Zidane se fía más de Borja Mayoral
El fútbol, como la vida, se mueve por sensaciones, filias, empatía, química, complicidad. Hay empleados que se ganan al jefe con una simple mirada, una palabra, un gesto. Al contrario, hay gente que empieza a escribir sus renglones torcidos y que, cada vez que quieren arreglarlo, empeoran las cosas. Es el caso de Mayoral y de Jovic. El tanque serbio, poseedor de un físico que impresiona, ha ido agotando la paciencia de Zizou con sus torpezas y faltas de atención. Todos vimos sus 27 goles en Frankfurt (10 de ellos en la Europa League), pero en las pocas apariciones que ha tenido de blanco no se ha parecido ni de lejos a ese cañonero del Eintracht...
A ello añadió su penosa gestión de la pandemia, con escapada que reprobó hasta el propio Gobierno de su país, un cumpleaños celebrado por las calles de Belgrado desafiando el confinamiento, un pie roto al saltar desde no sé que muro de su casa, una barbacoa temeraria sin mascarilla y sin distancias social y, por si fuera poco, hasta una cuarentena forzada por invitar a un amigo que llegó a Barajas con un positivo en COVID-19...
Borja Mayoral es todo lo contrario. Canterano con el ADN de Valdebebas sellado en sus botas y compromiso con el vestuario y el cuerpo técnico. En un cuarto de hora fue capaz en Sevilla de provocar el penalti del triunfo y demostró que con más minutos y confianza puede ser la alternativa idónea para los descansos de Benzema. No me extraña que le esperen en el Calcio, pero Zidane lo quiere con él. Sería un acierto absoluto.