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20 años del fichaje del siglo: Figo se va al Madrid

El 24 de julio del año 2000 se recordará siempre como el día en el que la rivalidad de Madrid y Barça se tiñó de blanco y en forma de goleada fuera del terreno de juego. Esa calurosa tarde de verano Florentino Pérez presentó en el palco del Bernabéu a Luis Figo, capitán y emblema culé durante cinco años. El nuevo presidente (que llevaba sólo una semana en el cargo) cumplió su ambiciosa y determinante promesa electoral y se trajo a la estrella del Barça al depositar los 10.000 millones de las antiguas pesetas, cantidad registrada en su cláusula de rescisión con los azulgrana. Florentino negoció con inteligencia al saber que el portugués no se sentía valorado económicamente por el Barça como merecía. Se reunió con José Veiga, agente de Figo, y a sabiendas de que Lorenzo Sanz era a priori el favorito para ganar las elecciones tras conquistar la Champions en París. Le sacó al representante de Figo una indemnización multimillonaria como compensación si Florentino ganaba en los comicios y Figo se negaba a vestir de blanco. De ahí vino la famosa frase de Florentino en la campaña electoral: "Si yo gano las elecciones y Figo no viene me comprometo a pagar la cuota de los abonados del Madrid durante los próximos cinco años". Sabía que el órdago era ganador.

Es más. Florentino tuvo la astucia de hacerle "un favor" a Joan Gaspart, que un día antes se presentaba a las elecciones a la presidencia del Barça para suplir a Josep Lluís Núñez, que había estado más de 20 años en el cargo. Era el sueño de Gaspart y Florentino le prometió que no presentaría a Figo hasta un día después de las votaciones para que no le costase una derrota en las urnas. Así fue. La afición culé no se creía del todo la marcha de su estrella al Bernabéu y Gaspart ganó el 23 de julio las elecciones por mayoría aplastante. Sacó 25.181 votos (54,8%), mientras que su oponente Lluís Bassat sólo sumó 5.390 votos. A las 24 horas Florentino presentaba en el Bernabéu, con una sonrisa radiante en su rostro, a un Figo algo desconcertado. Alfredo Di Stéfano, a su izquierda, le susurraba algo al oído para que sonriese. Figo sujetaba su nueva camiseta, con el 10 a la espalda, semblante serio pero asombrado por el despliegue mediático que originó su llegada a la capital.

La afición madridista se tomó el fichaje como si hubiese conquistado Roma. Era un golpe durísimo al corazón del enemigo. De hecho, Gaspart, nervioso, despilfarró los 10.000 millones de pesetas (60 millones de euros), gastándose el dinero en una política de fichaje errática y desacertada. Pagó 30 millones al Arsenal por Overmars, 15 más al club londinense por Petit, 24 al Valencia por Gerard y 18 al Betis por Alfonso Pérez. Menos mal que el portero Dutruel venía libre del Celta al finalizar su contrato con los vigueses. Un total de 87 millones de euros, 27 más de lo recaudado por Figo. ¿Y saben el resultado? Terrible para los culés. Hasta 2005 el Barça se pasó casi un lustro sin ganar un solo título. La marcha de Figo les destrozó deportivamente y enriqueció al Madrid, que inició con el portugués la brillante era Galáctica. Esa misma temporada el Madrid conquistó la Liga (Figo y Raúl formaron una pareja letal en el ataque) y preparó el terreno para la Novena, que llegó un año más tarde con la incorporación de un tal… Zinedine Zidane.