El Madrid ganó la Liga en el campo con sobriedad y justicia. Y la ganó en la calle con el comportamiento ejemplar de su afición. Los hechos acaecidos con los hinchas del Liverpool (tras ganar la Premier) y del Cádiz (tras consumarse su regreso a Primera) llevaron al club a hacer un llamamiento a su gente, a los fieles. No estamos para ir a Cibeles. Fastidia, por supuesto. Le hemos ganado la Liga al Barça con los valores del Madrid de toda la vida: sacrificio, entrega y compañerismo. Daban ganas de celebrarlo a lo grande. Pero no está el horno del COVID-19 para fiestas multitudinarias...

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Por eso quiero destacar la madurez mostrada por ese madridismo que sabe estar a las duras y a las maduras. El personal lo celebró en sus hogares, con los suyos. Un alirón familiar, que viene bien en estos tiempos de cautela por lo que hemos pasado y por lo que aún nos tocará pasar. Yo recuerdo que la quinta Liga de la Quinta del Buitre ni siquiera se celebró. Aquí el personal se excita con la Champions. Pero si cae el City, lo festejamos en casita.