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Sesión para masoquistas

Condenado desde hace una semana larga al descenso, acaso se podría buscar un aliciente a los partidos del Espanyol en las oportunidades. Para los menos habituales, como Oier o Vargas, fichajes de Rufete. O, mejor, para los canteranos llamados a protagonizar el futuro, como Pol Lozano o Melamed. Pero nada de eso se antoja posible dentro de esta perpetua anomalía. Parece empeñado el director deportivo, director de fútbol profesional y entrenador perico en figurar para la eternidad en los libros de historia del Espanyol, incluso de LaLiga, repitiendo la fórmula que le llevó a sumar sus cinco derrotas anteriores, seis ya en su cuenta particular, hasta emulando los onces de Abelardo, lo cual hace todavía más surrealista la destitución del asturiano cuando salvarse aún era posible.

En Mestalla, y a pesar de no completar ni de lejos la más deplorable de sus actuaciones en las ocho derrotas consecutivas que suma el peor Espanyol de la historia, la única sorpresa fue Pipa, que pasó de no ir convocado a titular. El resto, lo de siempre. Más castigo que regalo para los elegidos. Diego López seguramente preguntándose por qué debe engrosar su cuenta de goles recibidos, Marc Roca sufriendo una temporada interminable que comenzó ya sin vacaciones, David López ya vestido de verdiblanco por si acaso, Wu Lei fallando como de costumbre, Darder a ratos centrado pero intuyendo que puede abandonar el club sin haber jugado en su posición o Raúl de Tomás a verlas venir, sin sobresaltarse demasiado cuando vio una amarilla que le impedirá despedirse de LaLiga en el Espanyol-Celta del domingo, igual que Bernardo. Allí sí estará presumiblemente Embarba, el mejor ante el Valencia y lo más salvable de un tramo final para echarse a llorar.

En definitiva, y aunque no fue horroroso e incluso mereció el empate con dos tiros al palo, en una noche en otros lares vibrante, de transistores, de gestas o grandes decepciones, obsequió el Espanyol a los aficionados que tuvieron el valor de seguir su partido con una sesión para masoquistas, dado el contexto, que da para regalarles el carnet del curso próximo y algunos más. Trató Rufete de buscar un resultado diferente haciendo lo de siempre. Llegados a este punto, ya solo queda esperar, desear y exigir que no suceda lo mismo con la planificación de la próxima temporada.