El bellísimo pulso táctico de Zidane y Diego Martínez

No es ajeno a los contrastes este Madrid. De la primera parte más completa que se le recuerda pasó a un segundo tiempo pobrísimo en el que estuvo a los pies del Granada. A Zidane le salió de inicio la idea de recuperar los cinco centrocampistas, perfectos en la ocupación de espacios al dar distintas alturas en el juego. Todos se complementaron y entendieron su función. Modric (extraordinario) e Isco se movieron con intención entre líneas, Casemiro estiró la medular y Valverde ordenó las transiciones defensivas. La buena predisposición del Madrid con el balón, bajo una posesión de altísima calidad durante muchos minutos, desencadenó los desarreglos del Granada y su defensa de cinco. Si los pivotes saltaban a la presión como hicieron, Isco y Modric se ofrecían en los intervalos libres al mismo tiempo que Benzema daba el apoyo interior o buscaba una caída a cualesquiera de los dos lados. Los centrales rojiblancos salían de sus zonas y al jugar el Madrid a pocos toques se generaban las grietas con superioridad en todos los sectores. En este contexto también floreció la profundidad de Carvajal y Mendy, que compensaron por fuera la acumulación de jugadores que había en el carril central.

El dominio total del Madrid quedó abortado por la acción de Diego Martínez, un entrenador con todas la letras. Transformó el sistema en la parte final del primer tiempo, a 1-4-4-2 o 1-4-3-3 dependiendo de la fase del juego y del momento y lugar de la presión. Con este movimiento ensució la salida desde atrás del Madrid. Cerró los pasillos interiores y bloqueó a los laterales con una disposición simétrica. El impulso anímico que le dio el gol de Machís, previo robo sobre Casemiro en un ejemplo de la progresión evidente del Granada en este aspecto del juego, giró por completo el encuentro. El Granada fue otro, pero el Madrid también. La entrada de Montoro solidificó todavía más la medular local, Azeez dejó en mal lugar el balance defensivo de Isco y Carlos Fernández desparramó todas sus cualidades fuera del área. Zidane se percató de la situación y alimentó otra propuesta con Asensio y Rodrygo que no recompuso nada y le hizo perder definitivamente el control. El Madrid se agotó, pero supo vivir en el alambre y guardar lo que había conseguido antes. Fue dos equipos en uno en un partido que enfocó a las decisiones de Zidane y Diego Martínez.

El movimiento vertical

Casemiro gana metros y Valverde asume el peso en la salida. Modric baja a recibir y el brasileño rompe con un desmarque por dentro. El inicio del gol de Mendy.