Una Champions en Lisboa... y en la playa
Los que amamos el fútbol de selecciones tanto o más que el de clubes -rara avis, lo sé- estamos encantados con esta nueva Champions que ha dibujado la UEFA, en un sólo país y en formato eliminatorias a un partido. Las circunstancias han obligado a ello y la solución es la más sensata. Bien reaccionado. Lisboa acogerá un torneo corto al más puro estilo de las fases finales de Eurocopas o Mundiales, pero con clubes. Lástima que sea sin público, porque si no estaríamos ante una competición que hubiera llegado para quedarse. El nuevo Mundial de Clubes que proyecta la FIFA será lo más parecido, aunque con menos conjuntos europeos de los que desearía.
El coronavirus hizo saltar por los aires el calendario tradicional y puso en riesgo la Champions. Ya sólo el hecho de que pueda reiniciarse es una estupenda noticia para los amantes del fútbol y para la sociedad en general. Estambul tendrá su final en 2021 y yo diría que pierde parte de la confianza de la UEFA, que tampoco optó por los turcos para la Eurocopa de 2024. Portugal es un país menos afectado por la pandemia que la mayoría, ninguno de sus clubes continúa en la competición y tiene dos estadios de última generación muy cerca el uno del otro. Era el sitio.
Lo que de verdad se hará raro será salir de la playa corriendo para ver unos cuartos, unas semifinales y una final de Champions. Siempre idealizamos aquellas imágenes de las eliminatorias más avanzadas de este torneo cuando aún los equipos saltaban al campo y lucía un sol radiante. Esto irá más allá. Entre la hora que se pierde con Portugal -salvo en Canarias- y que todo se dilucidará en agosto, esta Champions de toalla y chanclas será exótica a más no poder. Pero es una Champions, al fin y al cabo. Nuestra Champions tan querida.