Aduriz txuri-urdin: una espina clavada
11 de junio de 2011. “Aduriz pide cuatro años para fichar por la Real”. Así abría ese día el Diario AS su página del equipo txuri-urdin. Reconozco que estaba ilusionado con aquellas información que hablaban de la posibilidad de ver vestido de azul y blanco al delantero donostiarra. En ese momento estaba en el Valencia, donde parecía vivir una segunda juventud, sin saber que lo mejor estaba por llegar, con su vuelta al Athletic Club. Aduriz txuri-urdin. Sólo de pensarlo se me hacía la boca agua. ¡Como para no emocionarse! Un ariete de San Sebastián formado en un club donostiarra, el Antiguoko, para apuntalar una Real que la siguiente temporada alcanzaría de nuevo la Champions de la mano de Phillipe Montanier. Es evidente que la operación no llegó a su fin. No fue porque Loren, entonces director deportivo, no lo intentara y tuviera más de una conversación muy seria con su representante, Iñaki Ibañez. Desde el punto de vista de la Real fue una pena, la última oportunidad de verlo marcando goles en Anoeta.
Lo que ocurrió después ya lo saben. Es una historia de sobre conocida. Volvió a Bilbao y triunfó por todo lo alto. “Marca el de siempre”, narraba Markinez en Carrusel cuando marcaba. Eso lo dice todo. El final es lo que chirría. No lo merece el bueno de Aduriz. Por culpa del puñetero coronavirus parece que se va por la puerta de atrás. Y merecía despedirse del fútbol con todos los honores. Y eso era con la gran final de Copa del Rey contra la Real Sociedad, el equipo de su tierra, donde nunca llegó a jugar. Jugando aunque fuera unos minutos en Sevilla. Ese era el final tan especial que le tenia preparado el fútbol, pero una pandemia global se lo ha robado. Tenerlo enfrente no hubiera sido nada agradable, porque tenía más peligro que un mono con pistola; pero sin duda hubiera tenido más valor ganar la Copa con Aduriz enfrente, sobre el césped.
Aduriz es de esos jugadores que traspasan colores y rivalidades. Por lo que representa. Por lo que ha dado, y por cómo lo ha dado. Algo así como Xabi Prieto, pero en el Athletic. Aunque debo reconocer que su manera de presionar a los árbitros sobre el campo y de sacar de quicio a los defensas rivales me sacaba de quicio a mi. Pero es que Aduriz siempre fue un genio dominando el llamado otro fútbol. Estoy convencido de que si eso lo hubiera hecho en la Real, ahora no estaría diciendo esto. Su aportación no se medía sólo en goles, y goles marcó muchos. La Real Sociedad se ha despedido de él con unas palabras muy cariñosas, que dejaban también entrever ese ‘otro fútbol’ que tan bien controlaba y que sufrió con aquel penalti que pitaron en contra del los donostiarras por una mano... ¡de Aduriz! Fue un placer tenerle como rival, porque era de esos jugadores que obligaban a los tuyos a esforzarse más. Un ejemplo de implicación sobre el césped. Un pedazo de delantero nuestro, de Donostia; pero que nunca fue nuestro, porque siempre jugó y fue del eterno rival. Qué pena aquel junio de 2011, qué oportunidad se le escapó a la Real. El mejor delantero Guipuzcoano de los últimos años nunca llegó de txuri-urdin, y eso no nos engañemos es una espina clavada que ya no se puede enmendar.