La autocrítica de Morales y el motor de Yuri

La introspección

Después de meses de abatimiento, con paso por el banquillo incluido, Morales ya se acerca al jugador rompedor que era. Durante su trayectoria este curso apenas había dejado señales del futbolista que coqueteó con ser llamado a la Selección en un pasado reciente, pero ahora ha reaparecido ese atacante de piernas largas, incontenible en la carrera y en el desborde. La resurrección se amarra a su autocrítica. Morales ha reconocido, tanto en público como en privado, que merecía la suplencia. No hay mejor reproche que el que uno se hace a sí mismo. Del tirazo al Madrid pasó a la asistencia a Roger contra el Granada. Forma una gran alianza con el canterano granota, al que ya ha dado cinco asistencias en Primera. Pero lo mejor fue ver a Morales deducir cuál era la debilidad del dibujo del Granada, invadiendo una y otra vez ese espacio abierto entre central (Vallejo) y carrilero (Neva). Al extremo que le costó salir del anonimato de la Tercera nadie le puede discutir su talento para reivindicarse.

Mejor es posible

La semana grande del Athletic coronó la perseverancia de Yuri, un lateral ingobernable con incidencia en los dos lados del campo. Héroe en la Copa con un gol de posible trascendencia histórica, su actuación frente al Valladolid no fue menor en rendimiento. Estuvo sobrio atrás y tenaz en ataque. La presencia de Córdoba por delante encaja en su repertorio al fijar al lateral rival y suministrarle espacio para llegar. Sucedió en Granada en la jugada del gol —Córdoba sacó de zona al central de la derecha— y sucedió también en Zorrilla con Pedro Porro. El Athletic volcó el juego a la banda izquierda (44% de ataques) con Yuri y Córdoba como estiletes. No descartemos que este binomio tome fuerza en el último tramo de la competición con la final de La Cartuja al fondo del telón.

El control del área

La primera victoria a domicilio permite alimentar las ilusiones de salvación del Mallorca. Por fin se impuso en una mañana que volvió a documentar la valía de Vicente Moreno. El técnico recurrió a los tres centrales, que otras veces le fallaron, para protegerse de los centros laterales del Eibar. Valjent, Raíllo y Sedlar levantaron un muro que aseguró el área pese a la insistencia local. El Eibar lanzó hasta 50 centros de jugada, la segunda cifra más alta de LaLiga, pero muy pocos llegaron desde la línea de fondo o en situaciones ventajosas. Enrich y Charles tuvieron que fajarse como pudieron con la superioridad y la rigurosidad táctica bermellona agrandadas por la eficacia de sus centrales. Entre los tres despejaron hasta 21 balones y cerraron la puerta al margen del anecdótico gol final de Bigas. Vicente Moreno dispuso y ellos cumplieron con creces.

Siempre crea peligro

Mientras se concreta la permanencia de Osasuna, bien allanada tras un triunfo justo y decisivo frente al Espanyol, se debe poner en valor la figura de Roberto Torres. Es la cara del mérito de un equipo trazado en Segunda y que no ha perdido su carácter competitivo en Primera. Ni la traumática lesión del Chimy Ávila le ha superado. Con jugadores como Roberto Torres todo es más sencillo. Su volumen ofensivo le convierte en el jugador más productivo de los mortales. Ha generado 33 ocasiones de gol, segundo en esta lista, sólo por detrás del inalcanzable Messi (55). La amenaza se redondea con seis goles marcados y siete asistencias dadas. Es su naturaleza.