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Duelo de elogios Zidane-Guardiola

El Barça se trae de Nápoles un resultado bueno, pero con un costo tan excesivo que podríamos calificarlo como empate pírrico. Pierde para el partido de vuelta a Sergio Busquets y a Arturo Vidal por tarjetas, y quién sabe si para el Clásico también a Piqué, que se torció un tobillo muy cerca ya del final. No será nada grave ni largo, pero quedan cinco días para el encuentro. Aparte de eso, Messi volvió a hacer un partido menor en una ocasión mayor. El estadio de las proezas de Maradona no contempló las suyas. Este partido reaviva la impresión de que Messi aporta menos de lo esperable en las grandes salidas de la Champions.

Y hoy toca la visita del City al Bernabéu, con Guardiola al frente. La víspera sirvió para comprobar que Guardiola y Zidane se respetan hasta el punto de convertir sus declaraciones en unos juegos florales. Pero más allá de esas cortesías aparecerá un partido de alto voltaje, al que el Madrid llega necesitado de recuperar crédito. Desde la caída ante la Real no ha dado una a derechas. Se le han ido cinco puntos con los que contaba, ha perdido el liderato y se ha encontrado de nuevo sin Hazard, justo cuando más lo necesitaba. Se supone que por él saldrá Bale, al que si algo aún puede motivar son estos partidos de altura.

El City anda con la Premier perdida antes de tiempo, pero eso no es culpa suya, sino del Liverpool, y me explico. El ritmo de puntuación del City es similar al que llevan aquí el Barça o el Madrid, sólo que el Liverpool ha ganado todos los partidos menos uno que ha empatado, y así no hay manera. Pero verle descolgado de la Premier no debe engañarnos y menos ahora que regresa Sterling. Agüero sigue muy bien, De Bruyne dirige la maniobra con talento, la media funciona y Guardiola recupera piezas para el centro de la defensa que había echado muy en falta. Noche de Champions, pues, por todo lo alto, de las que gustan en el Bernabéu.