La primera final de las muchas que vienen

Existe un tópico ciclista referido a las vueltas de tres semanas que dice que la tercera es para mantener la renta que uno ha adquirido en las dos primeras o bien para asaltar los puestos que tiene por delante, si es que los tiene. El símil se puede traer al Real Valladolid, ya que comenzará el domingo el último tercio de Liga. Como si se tratara de Mikel Landa o de Nairo Quintana en las últimas 'grandes', llegó la hora de decidir qué se quiere ser, si alguien ambicioso en sus planteamientos (como el vasco) o alguien quien prefiere mirar al tendido y esperar a ver cómo le posicionan los movimientos de otros, a ver si, desfondados, le dejan en buen lugar.

Craso error sería que el Real Valladolid se conformase y no otorgase al partido del Espanyol la trascendentalidad que merece. Una victoria supondría aventajar a un rival directo por la permanencia a nada menos que diez puntos, emulando al demarraje en la primera rampa en la que cabe la opción de escaparse. Si tanto miedo se tiene a una reacción mayor aún por parte de Raúl de Tomás, Embarba, Cabrera y compañía, lo mejor será concederle al partido el cariz de final, porque lo es; es la primera de las 14 que quedan. Cuando un rival directo sufre una 'pájara', no hay que esperar a que simplemente deje de dar pedales: lo mejor es atacar para dejarlo atrás. Y eso hay que hacer. No vaya a ser que sí, que se recupere en las 13 'etapas' finales...