El Barça suda tinta y Messi se asusta
Un partido asustadizo pone al Barça a sudar tinta. La imagen que simboliza este partido entristecido por la apatía o el desacierto azulgrana es la que al final, tras el pitido con el que concluyó esta melancólica gincana, mostró Lionel Messi, el, mejor del partido y también el más descontento. El mejor delantero del mundo, ante el Getafe fue un obrero en una oficina desorganizada, parecía un hombre derrotado, a pesar de que dio las dos asistencias de ambos goles del Barça, a expensas de los embates que hacen que el equipo suspire por el último minuto.
Tras ese último minuto, que consolidó un triunfo que se prometía fácil, el delantero diez respiró, se aprestó a recibir saludos. Su sudor era también, por lo que se veía en su semblante, señal de su descontento.
Y no fue siempre un partido mediocre. Hubo minutos de enorme sensatez estética, que remitía al Barça de los mejores tiempos. Pero, tras el descanso, el equipo parecía cansado, a merced de ese descontrol que marcó todas las líneas. Por eso el equipo sudó tinta y, esta es mi impresión, Messi se asustó ante la proximidad del abismo.